Adrenalínico regreso del contable… Y de su hermano
EL CONTABLE 2 | CRÍTICA

La ficha
*** 'El Contable 2'. Thriller. Estados Unidos. 2025. 124 min. Director: Gavin O'Connor. Guion: Bill Dubuque. Música: Bryce Dessner. Fotografía: Seamus McGarvey. Intérpretes: Ben Affleck, Jon Bernthal, Cynthia Addai-Robinson, J.K. Simmons, Daniella Pineda.
En 2016 El contable, con un buen guión de Bill Dubuque, una correcta dirección de Gavin O’Connor y sobre todo una gran interpretación de Ben Affleck, planteó una original variante del subgénero, tan importante en el thriller, del contable de la mafia. Quizás inspirándose, entre otras películas, en Mercury Rising (Harold Becker, 1998), en la que una agencia gubernamental quiere asesinar a un niño autista que había logrado descifrar un código de máxima seguridad, ideó a un autista adulto que posee una asombrosa capacidad para los números y aprovecha para, bajo la fachada de una oficina de contabilidad, lavar el dinero de organizaciones criminales. Lo que, por supuesto, le meterá en problemas en los que intervendrá el Departamento del Tesoro y de los que le ayudará a salir la agente Medina.
En esta segunda aparición, el contable, siempre interpretado por Affleck, y la agente Medina, repitiendo también papel Cynthia Addai-Robinson, se enfrentan a las más oscuras conspiraciones y los más despiadados asesinos que puedan imaginarse. Contando con la ayuda de un nuevo personaje, el hermano del contable que ya aparecía en las escenas de la infancia de la película anterior, muy buena idea de guión dadas las características del personaje y la muy explosiva interpretación de Jon Bernthal que crea un dúo perfecto con la distante frialdad del personaje de Affleck.
Mucho menos contenida que su antecesora, por no decir que voluntariamente desbordada y excesiva sin temor a incurrir en el disparate suavizado por el humor, ofrece un buen entretenimiento conspiranoico y adrenalínico cuyo mayor atractivo, como ya he dicho, es el dúo Bernthal/Affleck, y sobre todo el personaje ultra macarra del hermano.
Gavin O'Connor, que empezó en los 90 como un director independiente serio (Tumbleweeds) y se afirmó como un muy competente narrador siempre serio y realista de duras historias deportivas (El milagro, Warrior, The Way Back), policiacas (Cuestión de honor) o del Oeste (La venganza de Jane), ha encontrado un buen filón comercial en el más más fácil terreno del cine de acción con licencia para fantasear.
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