Ángela Banzas: “Somos una sociedad extenuada, vivimos a golpes de dopamina”
La narradora gallega combina en su última novela, 'El aliento de las llamas' (Suma Editorial), la intriga y el suspense con un encendido a homenaje a la escritora Emilia Pardo Bazán
La escritora gallega Ángela Banzas (Santiago de Compostela, 1982) acaba de lanzar El aliento de las llamas (Suma Editorial). Una obra en la que trasladará al lector a Galicia para contar una historia plagada de emociones, suspense e intriga. Páginas que rinden, además, un sincero homenaje a la también autora Emilia Pardo Bazán.
Pregunta.Imagínese que se encuentra en una librería con una lectora o lector que le preguntan qué les ofrece su nueva novela, El aliento de las llamas.
Respuesta.Es una historia que les va a sorprender, que les va a a trasladar a Galicia, y que tiene mucha intriga. Pero mucho más que eso es una historia que tiene trasfondo, tiene profundidad. Y se van a encontrar emociones en sus páginas, que les van a hacer sentir, a través de esa maravillosa herramienta que tenemos los humanos que es la empatía.
P.El aliento de las llamas puede entenderse como su novela más clásica, más costumbrista si se quiere, ¿a qué es debido?
R.En muchas ocasiones no eliges tú la historia, sino que son ellas las que te eligen a ti. Eso es lo que me ha sucedido con esta novela. Yo siempre he tenido mucho respeto y admiración por Emilia Pardo Bazán, y de su mano me lleva hasta (la novelista hispano-cubana) Gertrudis Gómez de Avellaneda, justo en ese mismo año, 1889, por aquellas cartas que se publicaron solo para afear la ambición de una mujer que quería ingresar en las academias de Galicia y Cuba. Me encontré también con un Don Juan, y encontré la ambientación en un mágico pazo gallego, junto a una hermosa ría. Quería dotar de profundidad a una historia, me siento cómoda dando registro a una historia que transcurre en el siglo XIX, pero que se entiende perfectamente en el XXI.
La literatura de mujeres escrita por mujeres cuenta con una sensibilidad más notoria
P.Sororidad, resilencia, visibilidad… En su novela hay una clara intención de alumbrar la trayectoria de mujeres que la historia y la tradición se empeñaron en invisibilizar.
R.Hay una intención muy consciente se arrojar luz sobre esos personajes que la historia no ha tenido el menor interés en mostrar. La literatura del siglo XIX está repleta de mujeres así, que debían ser sujetos pasivos en el amor, incluso en el propio Romanticismo. El yo femenino debía mostrarse como un ser eminentemente pasivo. Las mujeres que no estaban dispuestas a someterse a este imperativo lo pagaron caro, y aunque demostraron coraje e integridad, yo siempre me he preguntado cómo se sentirían en la intimidad de su habitación propia, como nos mostró Virginia Woolf. Recuerdo un verso de Avellanada que dice: Que se alce el silencio y hable. En esta novela persigo explorar la condición humana y mostrar como las personas reaccionan de forma distinta ante un mismo hecho.
P.Un claro homenaje a Emilia Pardo Bazán, entre otras autoras. ¿Qué le llama la atención de su paisana?
R.Más allá de la evidente facilidad que tenía para la Literatura, me llamó la mucho la atención a la hora de abordar esta historia como ella (Emilia Pardo Bazán) afirmaba como los sentimientos nos surgían de una naturaleza inmutable, de hombres y mujeres, sino que eran fruto de una civilización, de una educación. No había una manera de amar masculina o femenina, apelaba más a las circunstancias individuales de cada persona. Esto me pareció muy interesante, además de ese talante aguerrido que tenía, que me transmitió mucha fuerza para crear algún que otro personaje.
P.Las mujeres de sus novelas, especialmente de esta última, suelen ser fuertes, con mucha personalidad. ¿Cree que las mujeres son más expresivas o llamativas literariamente?
R.Creo que la literatura de mujeres escrita por mujeres cuenta con una sensibilidad más notoria. Creo que mucho tiene que ver con la esencia y forma de ser de cada uno y cómo nos moldeamos desde la infancia. Es una cuestión muy individual, hay hombres muy sensibles, al igual que hay mujeres que no lo quieren transmitir. Somos mutables y no tiene que ver mucho con el género.
P.En este sentido, emplea el suspense, la intriga, como un cebo para hablarle a los lectores de otros muchos asuntos.
R.Sí, eso hago. Vivimos en tiempos muy rápidos, nuestra atención cae con facilidad, fruto de las nuevas tecnologías, funcionamos a golpes de dopamina, y estamos muy cansados. Somos una sociedad extenuada. Tenemos que jugar con lo que tenemos. El Arte va cambiando en función de los tiempos, al igual que las enfermedades o las tradiciones. Los autores debemos saber adaptarnos y captar la atención de los lectores. Por eso trabajo muy bien la ambientación, trasladando al lector al misterio del pazo, lo envuelvo y lo mantengo activo para que dude y quiera saber más. Y además muestro personajes muy poderosos, que cuentan con muchas capas.
La morriña, esta dulce melancolía que nos acaricia por dentro, está en el subconsciente
P.Sevilla tiene un papel, no protagonista, pero sí importante, en El aliento de las llamas.
R.Emilia Pardo Bazán me llevó a otra grandísima autora como es Gertrudis Gómez de Avellanada. Ella estuvo en Sevilla, donde está enterrada (en el cementerio de San Fernando), algo que mucha gente no conoce, y que merecería, por su calidad literaria. Doña Gertrudis tuvo en Sevilla dos romances. Uno, con un poeta llamado García Tassara, del que tuvo una hija, ella sola, después de que la abandonara. Aunque la escritora intentó y le suplicó al padre que conociera a su hija, como se puede comprobar en las cartas que se conservan, este siempre se negó y eso me condujo a la figura del narcisista, de Don Juan. Y hay más detalles relacionados con Sevilla que no puedo comentar por mantener el misterio.
P.Una gallega instalada en Madrid escribiendo novelas sobre Galicia, ¿es un ejercicio de morriña en toda regla?
R.Yo no lo llamaría ejercicio de morriña porque podría entenderse como algo planificado, premeditado. En este caso, la morriña, esta dulce melancolía que nos acaricia por dentro, está en el subconsciente. Son recuerdos, pasado, raíces. Me recreo en eso, es cierto, pero brota de una forma natural. Es mi manera de integrar el pasado en el presente. De lanzar una mirada a atrás y recuperar esa ambientación, ese ayer, a través de El aliento de las llamas.
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