Calzados Maldonado: historia del buen zapato desde la Corredera hasta Claudio Marcelo

Comercios con historia

El negocio lleva vivo desde 1920 en las calles de Córdoba. El calzado a medida es el protagonista del establecimiento

Sombrerería Rusi: legado familiar, tradición, artesanía y un taller más que centenario

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Manuel Maldonado narra las técnicas del zapato a medida / Miguel Ángel Salas y Rocío Aguilar

Calzados Maldonado nació en los soportales de La Corredera en 1920, donde el abuelo del actual regente creó sus primeros diseños. Por aquel entonces, esta plaza estaba llena de artesanos del zapato, cada uno especializado en un arco, ya que en estos tiempos no había fábricas, y había que hacer todo a mano. Con los años, se fueron uniendo varios profesionales del mismo gremio en esta zona, donde se cosechó mucho amor por la profesión. Gabriel Maldonado, como se llamaba el antecesor de este artesano, se asoció con un compadre suyo que venía de Porcuna y empezaron a hacer botas con los neumáticos de los coches viejos. La fama no tardó en llegar e hizo que su trabajo en ese soportal fuera creciendo.

Llegó un momento que tuvieron que dejar esa ubicación, ya que "estaban en mitad de la calle", e instalarse en un local de la zona. Estos cambios les llevaron a tener más trabajo. En 1924 Gabriel tuvo un hijo. Este aprendió el oficio para posteriormente hacerse cargo del negocio, aunque este sucesor nunca fabricó. Años más tarde, llegó el turno de su hijo que, tras terminar el servicio militar, lo relevó en el negocio, haciéndose cargo de la tienda. Hoy Manuel Maldonado es el actual regente, aunque a día de hoy el establecimiento no se encuentra en La Corredera, sino que lleva 14 años sirviendo a los cordobeses y demás visitantes en Claudio Marcelo. Calzados Maldonado es especialista en la personalización del zapato, encargos hechos a mano y a medida, un negocio familiar que ha sido testigo de los pasos y cambios de muchos ciudadanos, 104 años de historia y pasión por el buen zapato.

Calzados Maldonado / Miguel Ángel Salas

Actualmente, Manuel Maldonado está al frente del negocio. Mientras que enseña sus diseños, recuerda mediante una fotografía que ese negocio fue construido por su abuelo. El regente define su establecimiento como una tienda "atípica". "Intentamos tener artículos que no tenga nadie, cosas muy personales. Estos zapatos los hago yo", indica mientras coge un diseño de la tienda. "Intento tener cosas que no tenga nadie en máxima calidad. Nuestra mayor característica es que no hemos trabajado nunca zapato en sintético", defiende. El artesano lo tiene claro: si no lo puede hacer él, recurre a fábricas nacionales donde la calidad prime en el producto.

Maldonado explica que todos sus zapatos llevan adherida la bandera de España, ya que, como indica, los turistas que acuden al negocio siempre preguntan si el zapato está hecho en España. "Los extranjeros tienen una cultura muy importante del calzado. Ellos lo primero que te preguntan es si está fabricado en España". La personalización, la exclusividad, las buenas piezas del calzado, han hecho que "no tengo competencia, porque no es una tienda normal, quien viene aquí sabe a lo que viene".

Clientes de Marbella,Madrid o Barcelona se pasan por Claudio Marcelo para ver, admirar y comprar el legado de Calzados Maldonado, una firma también muy popular entros los que están a punto de pasar por el altar, ya que el mismo artesano afirma que se ha hecho muy conocido entre las parejas a punto de darse el "sí, quiero". Y es que el negocio no es solo un establecimiento cualquiera, pues cuenta con una "fábrica donde se fábrica el calzado".

Cuando se le pregunta por su competencia, el entrevistado lo tiene claro:  "No tengo competencia, porque no es una tienda normal que tiene las típicas marcas. Quien viene aquí sabe a lo que viene". "El grueso de mi trabajo es aquí en Córdoba, nos hemos especializado en zapatos para novio, y por lo que se ve debo de hacerlo bien, porque está gustando y para octubre tengo más de 20 pares para entregar".

Manuel Maldonado en su negocio / Miguel Ángel Salas

El sacrificio también es un ingrediente importante en este negocio. El entrevista afirma que en este tipo de establecimientos no existen horarios, fiestas ni domingos. "El día del Pilar tengo que abrir porque viene muchísimo público de Madrid y tengo que estar". Es un trabajo que necesita todo el tiempo posible y que tiene muchas necesidades que cubrir. Además, hace hincapié en que es un oficio que tiene que gustar. Al artesano le quedan solo unos años de trabajo antes de jubilarse y avanza que no habrá relevo generacional porque sus descendientes han elegido dedicarse a otras profesiones: "Cuando yo me jubile, se acaba Calzados Maldonado". "Hoy en día no se valora el trabajo que tiene esto, y la artesanía quedará como reliquia o para algún nostálgico, para el público general se perderá", aventura. 

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