Otro camino de baldosas amarillas
La escritora Silvia Nanclares y el dibujante Miguel Brieva publican con la editorial Kókinos 'Al final', un cuento ilustrado sobre las aventuras que vive una niña en un universo imaginario habitado por seres extraños
La buena fantasía siempre ha nacido de padres críticos, escritores y dibujantes minuciosos y atentos a esos pequeños detalles que mantienen al lector inmerso en un mundo mágico y vivo. Contando con la narrativa de Silvia Nanclares y el dibujo de Miguel Brieva, el caso del cuento ilustrado Al final no podía ser diferente.
El libro, publicado por la editorial Kókinos el pasado mes de mayo, pone al lector en la piel de una niña que olvida las llaves de casa e inventa un mundo fantástico habitado por criaturas extravagantes donde vivirá grandes aventuras para alejarse del ruido comercial de la ciudad.
Entre el detalle exhaustivo en el dibujo y la inocencia narrativa, Al final nos acerca a un mundo onírico de seres imposibles que bien podrían haber saltado de las páginas de obras ya clásicas como Alicía en el País de las Maravillas, El mago de Oz o Donde viven los monstruos, cuentos en los que se inspiraron los creadores de la obra para plasmar el ambiente del libro. "Frente al edulcoramiento de buena parte de la producción literaria y visual actual destinada a los niños, nosotros hemos preferido inspirarnos en buena medida en los referentes de los cuentos tradicionales", comenta el ilustrador.
Han pasado más de dos años desde que Silvia Nanclares escribiera las primeras líneas de una historia fantástica, a partir de entonces han sido meses de reuniones, discusiones, story boards y bocetos, hasta llegar a la edición final de la obra."Cuando concebí el texto no sabía ni siquiera qué formato final acabaría tomando, al terminar lo mandé a la editora de Kókinos y a Miguel para ver qué les parecía. Me contestaron rápido que por qué no hacíamos un álbum ilustrado, idea que nos rondaba a los tres desde hacía tiempo", explica la escritora madrileña afincada en Sevilla.
El dibujo de Brieva, que además de realizar el diseño de todo el libro se ha encargado del trabajo de maquetación y arte final, se decanta por la amplitud en la recreación de escenarios y la solidez del grafismo en los detallesmás recónditos. "Últimamente trato de cuidar algo más la factura de mi trabajo, la línea y el color, y creo que Al Final es buena muestra de ello".
Este ilustrador sevillano que comenzó en el mundo del cómic, sin pretenderlo ha colaborado en revistas y periódicos como El País, El Jueves o Rolling Stones que han consagrado su carrera como un ilustrador irónico. "De niño pensaba que me dedicaría al dibujo de mayor, pero luego me enredé en otros trabajos. Más tarde, persiguiendo contar ciertas inquietudes que me obsesionaban retomé el dibujo y autoedité una revista llamada Dinero, y a raíz de ahí comencé, dejándome llevar, a vivir como ilustrador". Dibujante desde que tiene memoria, se confiesa aprendiz de grandes nombres del comic nacional e internacional como Ibáñez, Uderzo o Moebius, aunque en esta ocasión ha intentado plasmar un nuevo estilo. "Trato de recrear en la novela algo de ese dibujo preciosista y tierno a la vez de Winsor McCay, que a mi parecer es uno de los más grandes dibujantes de siempre. También hay algo de Escher en las arquitecturas más retorcidas".
Sin embargo, el aspecto gráfico y la narración literaria esconden más de lo que parece. La crítica comercial también está presente en la obra, algo habitual en los trabajos de Brieva que siempre se ha servido del lápiz mordáz y la viñeta recargada para alertar ante la saturación publicitaria propia de una sociedad consumista. "La publicidad es la antítesis del arte. El consumo es la esencia de nuestro mundo, de la hiperproducción capitalista ciega, y la publicidad es el lubricante que hace posible que esta maquinaria disimule sus chirridos cada vez más estridentes", comenta el también autor de la Enciclopedia Universal Clismón.
Quizás sea este vínculo de humor cínico, compartido entre los dos creadores desde sus inicios, lo que hace que ambos conecten en el plano artístico. "Creo que articular el discurso político a través de la risa, cosa que contagia mucho Miguel, ayuda a no quedarte en esa fase adolescente y sufriente que parece agotarse en el mero rechazar al sistema", explica Nanclares. El secreto para crear un libro para niños con tintes sarcásticos sin perder la mágia fantástica es la mezcla entre el arte gráfico de Brieva y la experiencia profesional de la escritora. "Silvia tiene el don del ingenio y una mente asombrosamente rápida, siempre bullendo ideas divertidas y disparatadas. Además, ella conoce perfectamente la enjundia de la literatura infantil, puesto que ha trabajado mucho tiempo en ello y tiene una conexión increíble con los niños", explica el humorista .
El libro, como ya lo hicieran publicaciones anteriores de Miguel Brieva, se ha puesto a la venta con los derechos de Creative Commons, una licencia digital que considera la cultura como un bien común que debe ser compartido y difundido. "Todo el conocimiento y la creación humana debe ser común. Estos nunca han gozado de mejores condiciones para prosperar que con la facilidad que da internet para compartirlo todo al instante. Creative Commons sigue protegiendo a los autores y a la hora de compartir facilita mucho las cosas".
Dejando este mundo mágico, los dos escritores volverán a sus proyectos anteriores. Silvia Nanclares retomará "el vicio", como ella llama cariñosamente al acto de escribir, puesto que prepara Una ola africana un nuevo libro de cuentos sobre la huida existencial. Miguel Brieva, por su parte, ilustrará para la editorial Akal los libros de texto correspondientes a Educación para la Ciudadanía y Filosofía, pero intentará sacar tiempo para escribir una historia larga esta vez, quizás alejada de la fantasía pero siempre teniendo presente que "toda creación humana es en definitiva lo que nos hace admirables desde la galaxia de Andrómeda", y eso también es mágico.
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