El cante grande, sensual y cromático

Crítica de Flamenco

Marina Heredia y Jaime 'El Parrón'.
Baldomero Pardo

20 de junio 2016 - 05:00

MARINA HEREDIA. 'Garnata'. Cante: Marina Heredia. Colaboración especial al cante: Jaime 'El Parrón'.Toque: José 'El Bola' y Diego del Morao. Percusión: Paquito González. Fecha: domingo 19 de junio. Lugar: plaza de San Agustín. Lleno.

Cantaora con raíz y ancestros de granadina procedencia, Marina Heredia tiene reconocido su lugar de relumbre en el cante actual. Personalidad y buen gusto no le faltan para acometer una amplia recopilación de los cantes que se pongan y, desde luego, emocionar con ellos en cualquier recital. Por eso no pudimos evitar emprender una rápida marcha hasta la plaza de San Agustín para intentar perder lo menos posible de su comparecencia.

Y reteniendo en la memoria otros encuentros donde salíamos relamiéndonos de haber saboreado sus cantes por soleá. Pero también "todo el cante de Levante, todo el cante de las minas, todo el cante… de tía Salvaora, la Trini, la Coquinera…, llenando toda la lista desde Diego el Picaor a Tomás el Papelista…". La cantaora, hija de Jaime El Parrón, al que no conviene invitar mucho, porque puede eclipsarla (sensacional en todos los cantes que hizo, y fueron muchos), desde muy niña tiene una base como para poder con todos, incluyendo los cantes que llegaron del sur del sur de las Américas con Escacena.

De manera que en la madrugada del domingo, con su presentación en Córdoba de Garnata, su contundente personalidad nos llegó para nuestro agrado. Elegantemente y muy señora, repasó estilos por separado y junto a su progenitor; por martinetes, granaínas, cantiñas; al alimón por soleá de Álcalá, Tomás Pavón, apolá y de Triana; El Parrón en seguiriyas de Paco la Luz, y por bulerías jerezanas. De nuevo Marina en malagueñas del Mellizo y de Gayarrito, jabegote, fandango de Granada y de Frasquito Yerbabuena, una tanda de cuplés por bulerías recordando a la gaditana Adela la Chaqueta, para finalizar con todos los suyos en el escenario en una fiesta por tangos y bulerías de Cádiz, con el público en pie aclamándola y sin querer irse.

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