El compás lo ponen ellas
Noche Blanca del Flamenco de Córdoba
El Ballet Flamenco de Andalucía abre en la plaza de las Tendillas una Noche Blanca del Flamenco dedicada a la mujer en la que participan, entre otras, Esperanza Fernández, María Terremoto y Rosalía
Ellas pusieron el calor a una noche de flamencura algo más fresca de lo que viene siendo habitual en los últimos años. Pusieron el duende, el compás y la verdad del flamenco sobre sus escenarios.
El público solo tuvo que contribuir con su respeto, su escucha y, por qué no, sus ganas de fiesta. De una fiesta que comenzó a las 22:30 en la plaza de las Tendillas (como suele ser habitual) y acabó pasadas las 05:00 en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos.
La duodécima edición de la Noche Blanca del Flamenco, dedicada a las artistas mujeres, mostró la diversidad de miras hacia el arte jondo y la versatilidad de un género que vive un gran momento gracias a los proyectos de las figuras asentadas, pero también de las más jóvenes. Muestra de ello son María Terremoto, Patricia Guerrero Ángeles Toledano y Sarayma, tres de las flamencas que anoche acercaron a Córdoba su talento.
A ellas hay que sumar a las bailaoras Lola Pérez y Mercedes de Córdoba (ambas cordobesas); las cantaoras Remedios Amaya, La Macanita, Esperanza Fernández y Rosario La Tremendita; la pianista Rosario Montoya, conocida como La Reina Gitana; y las guitarristas Ekaterina Záytseva y Marta Robles unidas como el Dúo del Mar.
Y luego está Rosalía que, aunque incluida en la Noche Blanca del Flamenco, se presentó con su espectáculo de El mal querer, algo alejado de este arte. Causó mucha expectación el (corto) concierto de la catalana, como estaba previsto y como dejaron ver las colas del pasado martes para recoger invitaciones en la Plaza de Toros. En ese mismo espacio Rosalía salió impactando con su show a todos los espectadores.
Para abrir boca, Pienso en tu mirá, un tema de su segundo disco, el que la ha llevado hasta lo más alto del panorama musical, y siguió con Como Ali, una canción que presentó en festivales el pasado mes de abril. La cantante se dirigió al público: “Córdoba, cómo estáis? Estoy muy feliz de estar aquí”, para luego dar las gracias y asegurar: “Os he visto esta mañana cuando he llegado haciendo cola con el calor que hacía y con tanto amor. No puedo decir más que gracias, gracias, gracias. Espero que me sintáis”.
Continuó con Barefoot in the park, grabada con James Blake; y De madrugá para dirigirse de nuevo a sus seguidores:“Quiero contaros algo. Llevo años viniendo por Andalucía y la música de Andalucía ha inspirado tanto mis canciones. Aquí están los artistas que más admiro y este cariño es la bendición más grande”.
Tras esto cantó Catalina (el bello tema del cantaor Manuel Vallejo que Rosalía ha versionado). Estas fueron algunas de las canciones que la cantante catalana interpretó en el Coso de los Califas ante casi 10.000 personas que corearon su nombre y cantaron junto a ella en una noche inolvidable.
Antes de esto, la plaza de las Tendillas acogió el espectáculo inaugural de la Noche Blanca, que este año ha estado a cargo del Ballet Flamenco de Andalucía. El montaje, algo diferente a lo que normalmente es la apertura de esta cita del junio cordobés, llegó bajo el título de Naturalmente flamenco y consistió en una transición de palos todos unidos.
Se trata de una suite flamenca que arranco por romances, bulerías y jaleos con todo el elenco de la compañía sobre el escenario para más tarde alternar las piezas en solitario con los números coreografiados para pequeños grupos de la compañía.
El Ballet Flamenco de Andalucía abrió una larga velada que llenó una vez más el Casco Histórico de la ciudad de arte jondo. Cordobeses y turistas mostraron sus ganas de escuchar –salvo alguna excepción, como siempre ocurre en estos casos de espectáculos gratis y al aire libre– de aprender y de disfrutar con la calidad de las propuestas de esta duodécima edición.
El arte cordobés se pudo ver en el patio de la Asociación de Vecinos del Alcázar Viejo, donde las bailaoras Lola Pérez y Mercedes de Córdoba presentaron sus propuestas. La primera llegó con Alma, una obra en la que transmite diferentes sentimientos a través de los diferentes registros del baile flamenco; mientras que Mercedes de Córdoba acercó a este rincón con Sin más acompañada de Enrique El Extremeño y Jesús Corbacho al cante.
A esa misma hora comenzaba en la plaza de la Juventud, en la Fuensanta, la actuación de la joven cantaora Ángeles Toledano, que antecedió a Remedios Amaya, que ofreció algunos de sus grandes éxitos.
Y a la medianoche empezaba en el entorno de la Torre de la Calahorra otro de los montajes más esperados, Pies de barro, de la bailaora Patricia Guerrero, una prometedora artista que ya es una figura del baile flamenco actual. La obra está inspirada en un episodio del Libro de David del Antiguo Testamento, una metáfora que refleja la vulnerabilidad y fragilidad de algo o alguien a pesar de tener una apariencia fuerte y sólida.
Cuando el ambiente ya estaba caldeado, en la plaza de San Agustín se prendió una gran hoguera, la que formaron María Terremoto y La Macanita en el escenario de la Noche Blanca. Las cantaoras participaron en el espectáculo La mujer en el cante, mostrando el talento de los jereles. Mientras tanto, el Dúo del Mar mostraba las posibilidades expresivas de la guitarra española en el Patio de los Naranjos.
Ya entrada la madrugada y al cierre de este periódico estaba prevista la actuación de la pianista Rosario MontoyaLa Reina Gitana en el Compás de San Francisco, mismo espacio en el que ofreció un concierto el grupo Mujeres Mediterráneas.
A la plaza de la Corredera, uno de los escenarios más multitudinarios, llegó Sarayma con Déjame soñar (con Diego del Morao como artista invitado); la plaza del Potro fue testigo del flamenco tradicional de Esperanza Fernández y, como cierre, Rosario La Tremendita acercó su Delirium Tremens hasta los jardines del Alcázar pasadas las 04:30.
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