Sr. Chinarro: "Nos han convencido de que vivir con precariedad es moderno y nos han dejado sin casa y sin pareja"

Concierto en Córdoba

Antonio Luque vuelve a Córdoba para presentar en acústico su último disco, 'Reality show', un canto a la precariedad romántica y económica

El concierto es este viernes 16 en el Ambigú del teatro de la Axerquía

Fangoria, Varry Brava y Macaco, protagonistas del festival Cañeteando

José Ignacio Lapido y Los Punsetes, cabezas de cartel de Al Fresco en Pozoblanco

Sr. Chinarro, alter ego de Antonio Luque. / David Molina

Sr. Chinarro, alter ego del sevillano Antonio Luque, regresa este viernes a Córdoba para presentar su último disco, Reality show (Mushroom Pillow, 2022), y repasar en acústico una trayectoria que acumula más de 140 canciones desde los albores del indie hasta la actualidad.

-Presenta Reality show, ¿es su disco más político?

-Eso me dicen, aunque en todos los discos, desde el principio, hay letras muy críticas, solo que ahora se entienden más fácilmente. Parece que conforme pasan los años estoy más a disgusto... Puede ser. Porque el mundo se está estropeando. Diría directamente que estamos ya en guerra, una guerra hecha con otros medios, pero una guerra al fin y al cabo hecha por ladrones, como todas.

-En las canciones hay un hilo conductor que podría ser la precariedad. Una incluso se titula Falsos autónomos...

-Lo que digo. Nos están haciendo una guerra muy chunga, nos están bombardeando y nos dejamos llevar por algoritmos maliciosamente creados. Y a la gente se le ha convencido de que vivir con precariedad es moderno. El coworking, el coliving, el reciclaje... La primera vez que ves una injusticia te sublevas, pero cuando las cosas van a peor y no mejoran te resignas y, en mi caso, me quejo y lo cuento en una canción.

-¿Pero esto no tiene remedio?

-No, porque el dinero es el dios de todo el mundo y tiene esa naturaleza malvada. Están todas esas compañías de explotación capitalista que nos han dejado sin casa, sin pareja, sin nada... Esto es como un reality show, y lo más curioso es que participamos de manera voluntaria. Nos hacemos fotos en calzoncillos, enseñando el culo... Y las compartimos con todo el mundo. Antes por lo menos se cobraba en Interviú, pero hasta nos han quitado la posiblidad de vender una fotopolla.

-En La audiencia decide habla de la prensa del corazón, y por momentos parece que se refiere a Sálvame, que acaban de suspender... ¿Lo sigue?

-No solo me refiero a ese programa. De hecho, es mucho peor Más Vale Tarde que Sálvame, porque hace más daño. Han cancelado Sálvame para quitar del medio a Jorge Javier Vázquez, porque lleva años diciendo que vota a la izquierda. Así que lo que han hecho es quitar a un socialista porque no interesa que dé determinadas ideas ante tanta gente. Menos mal que está Filmin o la plataforma que cada uno quiera para ver cine o series sin anuncios, aunque ahí también hay algoritmos...

-Viene a Córdoba en versión acústica, ¿es más difícil enfrentarse solo a un escenario?

-Llevo muchos años y ya estoy acostumbrado, porque los músicos tienen la manía de cobrar, comer, dormir en hoteles... Y claro, sele más caro. Así que cuando pagan lo suficiente, en Madrid, Valencia o Barcelona, va la banda. Si no, es muy difícil sostenerlo. Tengo unos músicos de primera que tocan con Iván Ferreiro, Amaia y gente así... Suerte que hay críticos muy reputados que me apoyan en solitario, que dicen que les gustan más las versiones acústicas de mis canciones, pero es una pena que no vengan los músicos.

-Ha publicado una veintena de discos, ¿cuántas canciones ha firmado ya?

-Pues deben ir 140 canciones...

-¿Es capaz de recordarlas todas?

-No, porque además algunas letras son bastante jodidas. Y eso que tengo muy buena memoria, pero las que dejas un tiempo sin tocar se terminan olvidando. En la gira, del disco nuevo toco cuatro y recupero otras a las que sé que el público les tiene cariño, aunque no todas... Si me acompañara la banda, a lo mejor haríamos ocho de Reality show, pero en acústico no está la cosa para muchos experimentos.

-El disco se publicó el pasado otoño, ¿tiene ya nuevo material?

-Ya empezamos a grabar las maquetas del siguiente disco. Tengo que terminar de hacer algunas letras, porque primero me salen la música y las melodías. Las escribiré en la orilla de la playa en el teléfono, que es lo más cómodo.

-¿Y qué camino va a tomar, se puede adelantar algo?

-Quería hacer un disco de house y hasta compré un sintetizador, pero me ha salido algo que parece soul, me recuerda a Lambchop. Lo he hecho prácticamente en tres meses y lo tengo guardado en un archivo que se llama El musical, ya veremos si termina siendo el título oficial del disco o no... Cuando empezaba, los músicos se reían de mí si hacía cambios de tonalidades en las canciones y cosas así, y me decían que si estaba haciendo un musical. Las canciones me han recordado a todo eso.

-Dice en su biografía de Spotify que en clase de música lo echaban al recreo...

-En realidad no había clase de música y ocurre ahora, porque a mi hijo también lo echaban al recreo. Y en los conservatorios casi no hay plazas. Para muchos, la música sigue siendo algo de hippies, de drogadictos, de mala gente... Pero luego todo el mundo va en el coche escuchando música, lo que es muy contradictorio. Me fascina que todavía se siga temiendo al que toca la flauta, al que lleva una coleta, al que va con el pianito... Cuando, en realidad, nadie puede prescindir de la música. Y que no quepa duda de que quien lo haga es un psicópata peligroso.

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