Rozalén llena la Axerquía de compromiso y optimismo
Festival de la Guitarra
La cantante y compositora de Albacete presenta las canciones de su tercer trabajo discográfico, 'Cuando el río suena...', ante miles de entregados seguidores
La magia de Rozalén y su mensaje de compromiso cautivaron anoche a varios miles de personas en La Axerquía de Córdoba. La albaceteña mezcló en su particular coctelera musical temas que hacen referencia al feminismo, el empoderamiento, la Memoria Histórica, el celibato, la crisis de los refugiados, el amor y el desamor.
Mensajes en forma de estrofas de canciones que seducen y que forman parte de su último trabajo, Cuando el río suena..., y que construyen un discurso narrativo que ha calado entre el público de todas las edades. Sobre el escenario de La Axerquía, Rozalén estuvo acompañada por Ismael Guijarro (guitarra y percusión), Samuel Vidal (guitarra), Goyo García (bajo), Oliver Martín (guitarra eléctrica), Tete Moragón (batería) y Álvaro Gandul (acordeón).
Sin olvidar, claro está, el protagonismo que durante toda la actuación adquiere la intérprete de signos Beatriz Romero, sombra de Rozalén, y que subió al escenario incluso antes que la artista para dirigirse al público.
Con el graderío expectante, el poema No te salves, en voz del propio Mario Benedetti, fue el prólogo perfecto para los primeros compases de Será mejor, una composición en la que la albaceteña reflexiona sobre el proceso de composición. Luego sonó El hijo de la abuela, tras la cual Rozalén se dirigió al público.
“Mira que estamos haciendo conciertos, pero hace mucho tiempo que no salía al escenario y me daba cosica. Haciendo la prueba estaba bonico, pero con gente impacta más”, agradeció. “Todo lo que hagas, hazlo con el alma”, invitó a los presentes, compartiendo así la filosofía de Benedetti.
Entonces sonó Sabes, un tema en el que reflexiona sobre el dolor de sufrir un cáncer de mama y que en estudio comparte con Estopa. También hubo la oportunidad de escuchar temas de sus discos anteriores, Con derecho a... (2013) y Quién me ha visto... (2015). Los tres álbumes terminados en tres puntos suspensivos, como si quisiera que su público les pusiera alternativos finales a esas frases que dan nombre a esa trilogía producida por Ismael Guijarro. Pop, folk, ranchera y hasta drum and bass tuvieron cabida en este ecléctico recital.
Un concierto comprometido, sin duda, con el que Rozalén transmitió a su público sus ganas de vivir, algo que mostró también con sus pegadizos bailes que hicieron moverse a todos los presentes. No faltaron momentos de palmas, brazos a izquierda y derecha y una simpatía que deja una profunda huella.
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