Deseo y ámbar: un viaje interior por la Córdoba de Pérez Azaústre

Literatura

El autor cordobés hace en su último libro un recorrido patrimonial, literario y, en buena medida, autobiográfico por su ciudad

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Presentación del libro 'Córdoba, deseo y ambar' en el Alcázar
Mar Rodríguez, Joaquín Pérez Azaústre, Manuel Mateo y José María Bellido. / Juan Ayala
R. M. M.

24 de octubre 2024 - 10:04

Cuando alguien descubre a una persona querida su ciudad, la que le vio nacer y crecer, ese recorrido se convierte en un paseo casi íntimo, repleto de Historia e historias, de recuerdos familiares y de momentos compartidos con amigos, de la ciudad que se fue, la que recuerda y añora, la que no conoció en persona pero sí a través de las remembranzas de otros. Un viaje interior que es la base de Córdoba, deseo y ámbar, el último libro publicado por el cordobés Joaquín Pérez Azaústre, en el que el autor hace un recorrido literario, patrimonial y personal por su Córdoba, “de la que llevo toda la vida marchándome y volviendo”.

El título forma parte de la Colección Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la editorial Tintablanca, donde quince volúmenes escritos por autores destacados de esas localidades e ilustrados por artistas de prestigio (en el caso cordobés, Diego Gadir) quieren presentar una mirada distinta hacia unas ciudades cuyo patrimonio y valor histórico es más que reconocido. Tanto el editor, Manuel Mateo, como el autor tenían claro que no querían publicar una guía más. Y de ahí nace una publicación que, más que un libro de viajes, es un cuaderno de viaje, con espacio para anotaciones y fabricado y encuadernado con papelería de lujo.

Con el punto de partida y retorno de la estación de tren, que ha marcado sus idas y venidas durante más de dos décadas, Pérez Azaústre va engarzando en el relato su mirada (no exhaustiva, sí detallista) de los grandes hitos históricos y patrimoniales de una ciudad que fue capital del mundo; la biografía de sus más ilustres vecinos (Séneca, Maimónides) retratados para el recuerdo de los cordobeses en una serie de esculturas de Amadeo Ruiz Olmos; la belleza de la Judería y el casco histórico o el ambiente de las tabernas. “Córdoba es mayo, con la feria y los patios, que son el corazón de la ciudad con sus muros alzados hasta el cielo, desde un impresionismo de macetas volantes pintadas de verde, azul y rojo”.

Pero Córdoba también está en las calles de su infancia, sus conversaciones con el poeta Pablo García Baena, las tardes con amigos, El Tablón o Bodega Guzmán, la admiración de su padre cuando era niño por el trabajo de Ruiz Olmos y la mirada de otra niña, su abuela Lola, cuando acompañaba a su madre a por agua a la fuente de Santa María. O su predilección por un lugar poco habitual en las recomendaciones a los visitantes: el bar Playa, ese punto de encuentro desde el que contemplar el parque de Los Patos y ahora la biblioteca Grupo Cántico, un nombre clave en la vida del autor.

El Salón de los Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos acogió este miércoles la presentación del cuaderno de viaje en presencia de muchos de esos protagonistas de ese personal paseo por Córdoba y en compañía del alcalde de la ciudad, José María Bellido (quien invitó a “pasear” el libro), y la periodista y escritora Mar Rodríguez. “Este libro es un canto de amor a mi ciudad concebido como una novela en marcha”, asegura Joaquín Pérez Azaústre, quien confesó que el encargo ha sido “un regalo”, pero también “una gran responsabilidad”: ¿cómo escribir sobre una ciudad que lo ha sido todo?

“De Góngora al Duque de Rivas, de Romero de Torres a Antonio Gala, Córdoba se ha afirmado en el recuerdo: como historia y vivencia, quizá porque en algún momento inaugural su peso es demasiado poderoso para dejar crecer. Yo he tenido la suerte de volver, recorriendo las voces del pasado, para escribir este libro. También lo recupero en los ojos felices de mi hijo cada vez que puede regresar”, concluye en la introducción. “Se puede caminar una ciudad mientras se escribe un libro. Es posible escribir una ciudad mientras se anda el recuerdo. Eso es Córdoba, deseo y ámbar: una ruta de ida y regreso a una ciudad, con su sombra azarosa de pasado y presente”.

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