"Si desaparece la pasión, la vida es una obra de teatro"

El autor leonés presenta en Córdoba su último libro, una recopilación de 12 relatos breves y una fábula en los que el desencanto flota sobre la vida de los protagonistas

Ángela Alba / Córdoba

02 de marzo 2011 - 05:00

El escritor Julio Llamazares (Vegamián, León, 1955) presenta esta tarde a partir de las 20:00 en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Córdoba su libro Tanta pasión para nada (Alfaguara), una recopilación de 12 relatos cortos -la mitad de ellos inéditos- y una fábula por los que desfilan un futbolista que falla un penalti en el partido más importante de su carrera, un viejo napolitano que decide recuperar el amor de su vida o un corresponsal de guerra prejubilado. Y todos ellos con una vida que transcurre bajo la sombra del desencanto, la melancolía y el escepticismo. La actividad está organizada por el Centro Andaluz de las Letras.

-¿Qué tienen en común los relatos que se incluyen en Tanta pasión para nada?

-El espíritu por un lado y, lógicamente, el estilo por otro, la huella del escritor, ya que el estilo refleja tu manera de ver las cosas, de vivir y sentir. El espíritu porque todos los relatos se traducen en la misma idea del título, que es un poco derrotista pero que es la que yo tengo de todo esto.

-¿Qué papel tiene la pasión en este libro?

-Es fundamental, como en la vida y como en la escritura. La vida es una pasión que a la larga no nos justifica nada, pero mientras tanto hay que vivir con gran pasión aunque parezca una contradicción, porque si no sería insufrible. Si desaparece la pasión, la vida es una obra de teatro.

-¿Por qué le ha dado tintes derrotistas?

-Yo no se los he dado, los tiene la propia vida. Es mi visión de lo que me rodea. La vida es una película y el final todos lo sabemos. Mientras tanto cada uno lo afronta de una manera, yo lo hago tratando de entenderla mejor, escribiendo y tratando de vivirla lo mejor posible. En el fondo es un canto al carpe diem. Esto es lo que hay; después no hay nada, entonces vivámoslo lo más intensamente posible.

-¿Qué licencias se puede permitir con el relato breve?

-Es mucho más inmediato, más eficaz, más potente... Es como la diferencia que hay entre una historia de amor larga y un pequeño romance de verano, que es más corto pero más intenso.

-En su trayectoria ha abarcado todos los géneros: literatura de viajes, ensayo, artículos periodísticos, relato corto, poesía y narrativa. ¿Con cuál se queda?

-Con todos, porque no hay ningún género literario mejor que otro ni más importante a pesar de que el mercado haya sacralizado la novela. Dependiendo de lo que quieras contar, de tu estado de ánimo, te sirve mejor un género que otro. En términos flamencos, ya que estoy en Andalucía, podemos decir que no hay ningún palo mejor que otro, todos los cantes son igual de válidos.

-Desde comienzos de los 80 no publica poesía. ¿Recuperará esta faceta?

-La verdad es que no la he perdido. No he escrito más poesía como género o lo que se entiende como tal, pero digamos que la poesía es una de mis señas de identidad en todo lo que escribo, tanto si es novela como libros de viaje, ensayo o en el periodismo. Mi literatura tiene siempre un poso poético porque es mi manera de ser.

-¿Cómo ve el panorama literario español?

-Está como siempre, en concordancia con el momento de la sociedad española. Hemos atravesado un momento de autocomplacencia. A la sociedad española en los últimos años sólo le interesaba comprar y consumir y no había mucho lugar para el pensamiento. De hecho la literatura que se ha consumido en estos años es de evasión. Igual que había ropa de moda también había escritores de moda, y un escritor nunca puede estar de moda porque si algo define la literatura es que está fuera del tiempo.

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