Los dos efebos de Pedro Abad se expondrán en el Museo Arqueológico de Córdoba a partir de junio de 2024
Patrimonio
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El Museo Arqueológico de Córdoba hace hueco para los efebos de Pedro Abad. Su directora, María Dolores Baena, ya tiene en mente cuál será el espacio que ocuparán. Si todo va según las previsiones, las esculturas se expondrán en la sede de Jerónimo Páez a partir de junio de 2024, plazo de cuatro años que se dieron en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para su completa restauración allá por el año 2020, cuando los recibieron en el taller.
Así lo ha dado a conocer el director del organismo, Juan José Primo Jurado, durante una conferencia celebrada este martes 27 de junio en Córdoba, enmarcada dentro de las actividades de transferencia y comunicación del proyecto de i+D para el conocimiento y tratamiento de estas piezas, que financia la Fundación Magtel, después del compromiso alcanzado hace justo un año con la institución pública y cuyo objetivo es acercar a los cordobeses los trabajos de la institución antes de que los efebos regresen a su museo.
Los técnicos del IAPH que han intervenido han sido José Luis Gómez, Marta Sameño y Reyes Ojeda, que han dado a conocer el estado actual de los trabajos de investigación y tratamiento de las piezas y han avanzado algunos resultados del proyecto. Entre ellos, forman un equipo interdisciplinar enfocado en ampliar el conocimiento de estos bronces romanos y centrado en garantizar su óptima conservación y puesta en valor.
La arqueóloga Reyes Ojeda, que trabaja en el estudio del conocimiento de estas piezas, ha recordado que los efebos eran elementos de lujo conocidos como los "sirvientes mudos", ya que eran frecuentes en los banquetes y sujetaban lámparas y bandejas, y cuyo origen, vinculado a las clases pudientes de la época, se debería a una moda escultórica de la época.
La técnica con la que fueron creados es la cera perdida, por lo que las partes se hicieron por separado y se soldaron con plomo. En este sentido, Ojeda ha señalado que es "excepcional" que las figuras reaparecieran en el estado de conservación que se encontraron.
De los dos, "el efebo dionisíaco ha tenido muchos más problemas para recuperarse que el apolíneo, cuya restauración se comenzó con anterioridad", ha destacado Ojeda. La patología que más afecta es una de las grietas que alberga en el torso y en la espalda.
Sin embargo, José Luis Gómez ha destacado que el principal problema se encuentra en la desmembración del efebo apolíneo, lo que supone un reto para el equipo técnico a la hora de exponer la pieza de pie en el museo. "La conservación de patrimonio no permite técnicas invasivas como la soldadura de las extremidades, por lo que se requieren de técnicas con mucho cuidado", ha admitido. Para afrontar esa dificultad, Gómez ha confirmado que está en marcha la licitación de esa parte de restauración.
Origen del hallazgo
Las esculturas intervenidas son dos figuras masculinas totalmente desnudas y huecas de bronce, de 130 y 150 centímetros de altura y de unos 30 kilogramos de peso que representan la dicotomía de la belleza clásica, entre lo apolíneo y lo dionisíaco: lo racional y lo terrenal.
Fueron halladas en 2012 en el yacimiento perabeño de Alcurrucén por la Brigada de la Policía Judicial de Jaén en una operación contra el tráfico ilícito de bienes culturales. Ambas se encontraban en muy buen estado de conservación, a pesar de que presentaban amputaciones en brazos y piernas: una de ellas carecía de cabeza y parte del abdomen, y la otra no tenía órganos genitales, aunque gran parte de las piezas mutiladas han sido recuperadas.
Desde ese período hasta 2020, cuando el IAPH se hizo cargo de estas piezas para su restauración, fueron los técnicos del Museo Arqueológico de Córdoba quienes se hicieron cargo de la limpieza y conservación de estas piezas expoliadas.
Estos efebos son esculturas romanas de bronce de época Alto imperial (siglo I-II d.C), copia de originales griegos del siglo V a.C. u obras inspiradas en estos, de las que apenas se tiene constancia de la existencia de ocho en todo el mundo y a los que se suma el efebo de Antequera.
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