“Ser distinto y auténtico en este país es un problema”
Trinidad Montero 'La Trini'. Cantante
La artista cordobesa publica ‘Confesiones de una diva’, un disco de sonidos cubanos, jazz y flamenco en el que reinterpreta 12 canciones que la han acompañado a lo largo de su trayectoria
La cantante cordobesa Trinidad Montero, conocida como La Trini, acaba de publicar su cuarto disco de estudio, Confesiones de una diva, en el que reinterpreta 12 canciones que la han acompañado a lo largo de su trayectoria a través de sonidos como el jazz mediterráneo, el filin cubano, la copla o el flamenco. El trabajo estará a la venta en plataformas digitales el 31 de mayo y en grandes superficies el 7 de junio.
–¿De dónde surge Confesiones de una diva?
–Como casi todos los trabajos de un artista surge por necesidad artística y, sobre todo, porque tenía muchas ganas de compartir con la gente cómo está La Trini. Pero no solo La Trini en el escenario, sino La Trini cotidiana, más de a pie. Y tenía ganas de hacerlo a través de una serie de historias que me han acompañado desde hace muchos años en mi carrera y que han ido evolucionando conmigo. Tienen nombres y apellidos.
–¿Cuáles son esas historias que la han acompañado?
–Vienen de muchos puntos del mundo. Aunque mis inicios han sido copleros por el lugar en el que he nacido y vivido de pequeña, la música cubana llegó a mí y también el jazz. He ido cogiendo y robando de todo un poquito y haciéndolo a mi forma de sentir. Hay canciones como Fiebre de ti, que hacía Benny Moré; también otras como La niña de fuego, Alfonsina y el mar, Dos cruces, Cóncavo y convexo, una canción hermosísima de Roberto Carlos; Romance de la dulce queja, un poema de musicado de García Lorca; y un pack de coplas que han sido muy significativas en mi camino. Son 12 canciones que se han resumido en nueve porque algunas van solapadas.
–¿Cuánto tiempo lleva preparando este trabajo?
–En octubre de 2017 estrenamos en Eutopía Confesiones de una diva. Luego, el espectáculo ha ido cambiando: hemos incluido unas historias y otras las hemos quitado, dependiendo de cómo me iba sintiendo. Finalmente me decidí, hicimos campaña de crowdfunding porque soy autoproductora y aparte de la inversión que he hecho necesitábamos una pequeña cantidad para coger impulso. Se consiguió el objetivo y hemos grabado en Adamuz, en el Estudio Andaluz con Ángel Ruiz. Lo hemos hecho en directo porque soy una mujer de directo; mis movimientos y mi estética son importantes para mí y también interactuar con los músicos. Ahí es donde está la vida, la dinámica, la magia. Quería contar con los músicos que siempre vienen conmigo: Juan Antonio Sánchez al piano, Juanma Ruiz al bajo, Patricio Cámara Pachi en las percusiones, Cristobal Agromonte al saxo y Eles Bellido en el violín.
–¿Por qué ese título? ¿La Trini es una diva o se inspira en ellas?
–En realidad es un poco todo. Quizás mi actitud y mi atuendo en escena sí es un poco de divina. Siempre me encantaron divas como Mina, Sophia Loren y otras más actuales como Mónica Naranjo. Tienen un halo. Subirse al escenario es algo muy especial, una se transforma y muchas veces esas actitudes no son aposta, sino simplemente algo que aparece en ti. Este disco también ha surgido como voz de muchas mujeres artistas. He compartido ratos con muchas de ellas de aquí y de otros lugares del mundo y todas coincidimos en que, en general, para ambos sexos la música no es un camino fácil sobre todo por la industria. Las personas que queremos expresar lo que realmente somos, sin prostituirnos por lanzar al mercado un producto con el que no vamos a estar de acuerdo simplemente porque es más vendible, pagamos un precio. Las grandes industrias de la música están orientadas a otra cosa. Las conversaciones con ellas han sido muy interesantes. Hemos expuesto nuestros anhelos, nuestras risas, nuestras lágrimas y nuestras vivencias a nivel personal y amoroso porque a veces no podemos llevar una vida tan cotidiana. Confesiones de una diva es mi voz, pero en la de muchas.
–¿Con qué más problemas se encuentran las mujeres que se dedican a la música?
–Hoy en día hay muchas mujeres que han salido, incluso en otras partes del mundo, y se han sincerado de situaciones que les han ocurrido en otro tipo de industria. A veces las mujeres tenemos que demostrar más que el resto, en general y también en la música. Si eres una mujer inteligente, independiente, con fuerza, que tiene claro lo que quiere y sobre todo lo que no quiere; a veces es problemático. En algunas esferas prefieren que seas una mujer florero. En alguna ocasión me he encontrado en situaciones incómodas en las que te dicen “si tal, te doy”. Y dices “¿cómo que si tal? Si yo llevo trabajando mucho tiempo”. A veces no es tan fácil para las mujeres; los hombres nos siguen mirando de otra forma.
–¿La situación es igual en todos los estilos musicales?
–La industria se ha centrado mucho en lo que es muy vendible, muy audible, sin embargo si pusieras a Chavela Vargas o Martirio en radio fórmula a la gente seguramente le gustaría mucho más. Son artistas de una calidad arrolladora, pero con un público más limitado y eso tiene que ver con el apoyo. Una vez escuché a Mayte Martín decir que los que vamos a contracorriente en la industria y queremos hacer lo que sentimos tenemos más difícil llegar. En este país ser distinto, ser auténtico, es un problema en muchos aspectos, no solo en la música incluso como persona.
–¿Cómo ha sido su evolución musical?
–Ha sido cosa de muchos años. Todos los artistas tienen un punto de inflexión, de estar perdidos. Con 18 años empecé a viajar a Japón y a vivir de la música cantando desde copla a canciones actuales. Pero llegó un punto, con una determinada edad, en el que me pregunté qué quería ofrecer al público. Ahí hubo un conflicto porque no lo sabía. Durante un tiempo pensé que no sabía cantar, pero empecé a juntarme con músicos y me llegaron sonidos muy interesantes. Desde pequeña, Cuba empezó a estar en mi camino, luego me llegó música brasileña... Todo ha sido muy natural. Los elementos con los que me he quedado han sido de corazón y los he transformado en mi forma de contar: en Andalucía, el flamenco, la copla. Por eso en el disco hay canciones como Veinte años y Tres palabras, que son cubanas y vienen juntas, que empezamos como habaneras y terminamos por bulerías. Todo esto también gracias a la producción de José Antonio Sánchez, que también es el pianista del disco.
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