“He encontrado más machismo en la cultura que en el campo”

María Sánchez. Escritora, autora de Tierra de Mujeres

La joven cordobesa presenta ‘Tierra de mujeres’, un ensayo con el que pretende ser altavoz de las “invisibles” del mundo rural y rescatar su memoria

La escritora María Sánchez.
La escritora María Sánchez. / Jordi Vidal
Anabel Calero

05 de marzo 2019 - 06:02

María Sánchez (Córdoba, 1989) ha pasado de la poesía (Cuaderno de campo) al ensayo con su nuevo libro, Tierra de mujeres. Pero la transición, reconoce, ha sido “muy natural” porque “sentía la necesidad de escribir este libro”. Es una reivindicación del mundo rural, contra el discurso de la España vacía y con el objetivo de ser altavoz de las mujeres rurales, ganaderas, pastoras, que siguen siendo “invisibles”.

–Dice en el libro que hay un feminismo a dos velocidades, el de las ciudades y el de los pueblos, ¿por qué?

–Más que a dos velocidades, son dos feminismo diferentes, pero son hermanos y tienen que encontrarse. No se vive igual en una ciudad que en un pueblo, con sus cosas buenas y sus cosas malas. En la ciudad puedes ir a la manifestación del 8M y que tus padres ni se enteren. Eso en un pueblo no lo puedes hacer. Por no hablar de todas las mujeres que son pastoras, que son ganaderas, que tienen sus animales –y ahora estamos en época de parideras– que no pueden dejar sus animales el 8 de marzo para ir a una manifestación. Igual que en las ciudades se pide que se cuelgue el mandil para reivindicar la labor de esas mujeres que no pueden dejar de hacer las tareas domésticas, también tenemos que tener en cuenta a esas mujeres rurales que no tienen el apoyo y no se sienten lo suficientemente reconocidas para hacer la huelga del 8 de marzo.

–¿Qué espera de este 8 de marzo en el mundo rural?

–No lo espero, ya lo estoy viendo. Ya tenemos un manifiesto de mujeres rurales, nos estamos asociando y preparando para la huelga. Nos estamos acompañando, sirviendo de altavoz para todas. Va a haber muchas mujeres que se reconocieron y se señalaron el año pasado y abrieron la vereda para las mujeres que van a venir este año.

–¿Ha sufrido machismo en alguna de sus dos vertientes profesionales, como veterinaria o como escritora?

–He encontrado situaciones de machismo, pero más en los círculos culturales que en el campo. A mí en el campo nadie me cuestiona por mi forma de vestir para hacer mi trabajo. En cambio, en la literatura sí han hablado de mi forma de vestir o de mis relaciones para hablar de mis libros, cosa que me parece tremendamente machista.

–Pero la revolución feminista también ha llegado a las letras, ahora se reivindica a las autoras y que se hable de las mujeres.

–Es que eso de temas de mujeres o de hombres... ¿La literatura sólo es de hombres? ¿La literatura universal es la de los hombres y lo que escribimos la mujeres es literatura de mujeres? Me parece horrible eso. No sé si me entiendes.

–Entiendo. Pero su libro se llama ‘Tierra de mujeres’ y defiende haberlo escrito para darle voz a quienes hasta ahora han sido invisibles.

–No que tengan voz, sino servir de altavoz para que sean oídas y escuchadas. Para empezar a contar las historias te tienes que sentir reconocida y respaldada. Yo no me sentía reconocida ni respaldada por mujeres. Todos los escritores que me gustaban eran hombres, los científicos, los veterinarios... Cuando llega el feminismo a mi vida y me quito esa venda, me doy cuenta de que si escribo este libro a lo mejor hay niñas en el futuro que van a leerlo y van a decir: yo quiero escribir esto. Y ya está pasando. No necesitamos literatura de mujeres, sino poner las cosas en su sitio, hacer justicia y recuperar toda esa memoria.

–¿Teme que esta ola de feminismo acabe siendo una moda que pasará?

–No. Yo creo que sí se están cambiando las cosas. Si no, qué pena, ¿no? Yo tengo una compañera ganadera que ha dado a luz y se ha reincorporado con jornada reducida y mis jornaleros y jornaleras lo ven normal. Las cosas están cambiando.

–Pero a la vez llegan a las instituciones partidos que ponen en duda cuestiones en las que había pleno consenso.

–Le estamos dando mucho foco a eso y lo importante no está ahí. Como digo en el libro, hay que mirar lo importante y creo que ese no es el relato. Lo que sí veo en mi generación, en las mujeres, es que nos cuidamos y hay un respaldo, una ayuda y un apoyo mutuo en tirar para adelante y en reivindicar lo nuestro.

María Sánchez
María Sánchez / Jordi Vidal

–¿Cree que esa unión podrá contra la política, si llegara el momento?

–Ya lo está haciendo. Yo es que soy más optimista que pesimista y creo que sí está pasando.

–Es muy crítica en su libro con la visión que los medios dan del medio rural.

–Siempre contamos las cosas malas de los pueblos, escribimos desde las ciudades, idealizamos el campo como sitio de descanso. Hay que cambiar el relato y ver la España vaciada y no vacía.

–¿Cree que se hace un uso político del mundo rural? Lo digo por manifestaciones como la del domingo en defensa de lo rural, a la que asistieron todos los partidos. ¿Qué diferencia hay entre esa foto y lo que usted se encuentra en el campo?

–Una diferencia brutal. Están politizando el mundo rural. Nos están vendiendo el medio rural como que sólo quiere toros o caza y es mucho más. A los políticos les viene muy bien el medio rural cuando estamos en campaña, pero luego nos olvidamos.

–¿Cree que al campo le puede pasar como a los cascos históricos de las ciudades, que acaben convirtiéndose en un decorado?

–Ya ha pasado con el turismo rural, que ha sido una mentira como una casa, porque no ha conseguido fijar la población. Eso se consigue con gente que consume productos locales, con la ganadería extensiva, con pequeñas industrias, con internet, con servicios básicos y no con una casa rural.

Yo he podido decidir qué quería hacer en la vida, mi madre no y por eso no quería parecerme a ella”

–Hace en su libro una afirmación impactante pero también valiente: que no quería parecerse a su madre.

–Es que eso ha pasado y no sólo a mí, a toda mi generación. Yo he podido elegir qué quería hacer en la vida, pero mi madre ni se planteó que pudiera hacer otra cosas, porque ya desde pequeña jugaba a cuidar, a cocinar, a limpiar, a ser ama de casa perfecta. Es muy injusto y muy doloroso ver que llegas tarde a esas mujeres de tu familia.

–¿Cree que su libro puede servir para que otras mujeres empiecen a mirar a sus madres y a sus abuelas de otra manera?

–En las presentaciones están pasando cosas preciosas. Vienen chicas y chicos a contarnos que no tenían ni idea de cómo se llamaban sus abuelas y que han descubierto historias en su familia. Mira, si el libro sirve para remover y rescatar memoria, aunque lleguemos un poco tarde, creo me puedo quedar satisfecha. Quiero que el libro sirva para eso.

–¿Se quedaría con la poesía o el ensayo? ¿Por dónde quiere ir ahora?

–No pienso mucho a corto plazo. Tengo la idea de una novela, siempre he tenido esa atracción. Estoy también con el semillero de palabras, voy a hacer un diccionario rural que se llama Almáciga.

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