Ricardo Iniesta: "Se está haciendo más un teatro de consumo rápido y no de investigación"
Entrevista al director de Atalaya TNT
El fundador de la compañía, que este 2023 celebra sus 40 años de trayectoria, recuerda que el sector vive “un momento agridulce”, pero valora que hay grupos “emergentes con mucho futuro”
La Feria de Palma visibiliza el papel clave de las mujeres en las artes escénicas
La Feria de Palma y Circada afianzan su colaboración para ampliar la visibilidad y el recorrido del circo
Atalaya participó en la jornada de clausura de la Feria de Artes Escénicas de Palma del Río con Esperando a Godot, de Samuel Beckett, en la que fue su función 2.499. La compañía se ha convertido en una de las más prestigiosas de España y referente del teatro de investigación, con una trayectoria que ya le hizo merecedora del Premio Nacional de Teatro en 2008, además de otros muchos galardones. Este 2023, Atalaya celebra también sus 40 años sobre las tablas, un tiempo en el que ha recorrido más de 600 teatros de 50 países del mundo en los seis continentes y la totalidad de las provincias españolas, además de haber participado en casi 200 festivales internacionales. Ante estos datos, el Día charla con su director y fundador, Ricardo Iniesta.
–Cuarenta años es toda una vida. ¿Cómo se siente Atalaya con el paso del tiempo: joven, madura, en su plenitud?
–Los 40 son la mejor edad del ser humano, la mejor década, pero en una compañía de teatro equivalen a más 100 años de una persona. Y Atalaya está en su mejor época, con ocho espectáculos ahora mismo en gira, con la crítica poniendo en el podio varios de nuestros montajes. En la Feria de Palma hemos llegado a las 2.499 funciones con Esperando a Godot y nos enorgullece contar con actores y actrices de cuatro generaciones, de los 80, 90, 2000 y 2010. Ese es nuestro secreto, incorporar savia nueva.
–¿Qué balance hace de estos 40 años de trayectoria? ¿Cree que los escenarios os han tratado bien?
–Sí, la mayoría nos han tratado bien. A veces ha habido organizaciones, ferias, teatros, públicos o críticos que no, claro, pero en general no nos podemos quejar. Hemos podido llevar nuestros espectáculos a más de 600 teatros de 44 países de todos los continentes. Nos hemos sentido queridos.
–A la Feria de Palma han traído su primer Beckett, todo un clásico como es Esperando a Godot. ¿Por qué esa tardanza en montar a este autor?
–Hicimos un montaje pequeño con Sario Téllez, Nana, que se estrenó en Madrid, pero fue más un experimento. En nuestra trayectoria, hemos hecho a una veintena de autores, pero en el teatro del absurdo no nos habíamos metido y ha llegado el turno. De hecho el próximo año montaremos también El rey se muere. Nos movemos por ciclos, unas veces contemporáneo, otras clásico, y ahora nos toca éste. Y sobre Esperando a Godot estamos felices de tener a cuatro actores que es un privilegio verlos en escena, que se meten entre pecho y espalda un texto tan difícil que defienden con tanta verdad y ternura.
–Cuatro décadas dan también para tener una visión muy concreta de cómo funciona el mundo del teatro, una veteranía suficiente como para hacer un análisis ¿En qué momento se encuentra desde el punto de vista de la profesión y la creación?
–Creo que estamos en un momento agridulce. Los grandes proyectos que podían abrir camino no son muchos y los grandes productores tiran a un teatro muy fácil. Apenas hay compañías y grupos estables de investigación que estén todo el año trabajando, investigando; en ese terreno es un momento difícil. No se está haciendo un teatro de grupo de investigación, sino más fácil, de consumo rápido. Esa es la parte agria. La parte dulce es que hay muchos grupos emergentes, no consolidados aún, pero que se están arriesgando con propuestas interesantes y muy del futuro, y eso es muy buena noticia. En TNT tenemos diez compañías residentes. Ellos mismos se cocinan textos, escenografías y vestuarios, y con muy buenos resultados. Y son compañías que están empezando a tener éxitos y reconocimientos.
–La queja del sector de las artes escénicas es permanente. ¿No hay espacio para el optimismo?
–Va a depender mucho, más de lo que se imagina la gente, de lo que pase en las elecciones del 23 de julio. La Junta de Andalucía está retrocediendo en las ayudas. Con la crisis de 2008 se estancaron y se empezó a levantar cabeza en 2016-2017, pero ahora se ha vuelto para atrás y la relación con la Junta es mala. Esperamos que se reconduzca, pero la verdad es que el teatro se ha salvado gracias a este Gobierno de la Nación, gracias a este Ministerio de Cultura y de Hacienda, insuflando ayudas y abriendo los teatros durante la pandemia; aquí solo estuvieron cerrados mes y medio mientras que en otros países estuvieron un año. Eso fue gracias al Gobierno, por eso es fundamental continuar, porque si entra la extrema derecha vamos a ir cerrando teatros. El teatro no va a desaparecer porque incluso con Franco había teatro, pero entraríamos en una situación gravísima.
–Sobre los últimos casos de censura en la programación teatral, ¿habéis asistido a una situación así en algún momento? ¿Es algo inédito?
–Nosotros hemos sufrido censura y no hace mucho, con Marat/Sade, coproducida con el Festival Grec de Barcelona, que contó con un gran respaldo de la crítica en Madrid. Pero de este espectáculo solo hemos hecho 65 funciones desde que se estrenó hace ocho años, eso es mucho menos que cualquiera de nuestros espectáculos, y es por la censura. Ha habido programadores, no solo del PP, también del PNV e incluso del PSOE, que nos decían que era un texto demasiado radical, que no interesaba al público, cuando realmente a quienes no interesaba era a ellos. Marat/Sade desenmascara la libertad a costa de la igualdad, es una obra muy cañera. No la han llegado quitar, pero han impedido que gire.
–¿Cómo contrarrestar esta censura desde los escenarios?
–Hay un partido fascista, claramente, que simpatiza con Franco, con el fascismo italiano, incluso con Hitler, aunque no lo diga en voz alta. El grave problema es que el PP le está entregando la cultura (Valladolid, Gijón, Valencia…) y esto es muy grave. Desde los escenarios debemos seguir esta campaña de Stop censura e, igual que ocurrió con la guerra de Irak, habrá que salir a la calle con millones de personas, porque el teatro no va a permitir este atropello.
Temas relacionados
No hay comentarios