"Para un joven que escriba literatura, publicar hoy es prácticamente imposible"

Lucía Etxebarria. Escritora

La autora de 'Beatriz y los cuerpos celestes' ofrece este fin de semana un taller de escritura en Córdoba.

Lucía Etxebarria: una mirada al presente.
Alfredo Asensi Córdoba

26 de febrero 2016 - 05:00

La Facultad de Filosofía y Letras abrirá sus puertas mañana y el domingo para recibir a Lucía Etxebarria (autora de las novelas Amor, curiosidad, prozac y dudas, Beatriz y los cuerpos celestes y De todo lo visible y lo invisible, entre otras, además de ensayos, poemarios y guiones para cine), que impartirá el taller La vida del escritor. Una actividad organizada por la empresaria Maica Rivera que cuenta con la colaboración de la Fundación Cajasur.

-¿En qué son distintas las vidas de los escritores?

-El escritor no tiene una vida diferente de las de los otros, aunque probablemente es una persona mucho más introvertida que las demás. Ha habido escritores con vidas disipadísimas como Hemingway y escritoras que se han pasado la vida en su casa como Emily Dickinson. Ha habido muchos escritores alcohólicos como Hemingway y Scott Fitzgerald y escritoras que no han probado el alcohol... Estoy contraponiendo escritoras con escritores, voy a pensar en un escritor sobrio... Desgraciadamente se tiene mucho la imagen del escritor alcohólico, y es cierto que es una imagen masculina porque tradicionalmente la mujer no se podía permitir darse al alcoholismo. George Sand, Emily Dickinson, Jane Austen, Charlotte Brontë..., eran escritoras con una vida muy moderada, por la cuenta que les traía. Ha existido una diferencia de género. Mi vida, por ejemplo, es de lo menos glamurosa. Yo compro en el Dia...

-¿Hay mucho romanticismo en torno a la figura del escritor?

-Con el escritor y el artista en general pasa una cosa muy peligrosa: la glamurización de la drogadicción o el alcoholismo. Esto sucede con los músicos de rock, con los artistas plásticos... También se glamuriza la depresión. A mí esto me parece peligroso e intento eliminar en lo posible este estereotipo. Es una idea que viene del XIX, de Baudelaire y los románticos. Es cierto que hay mucha incidencia de alcoholismo y depresión entre escritores, pero no se debe glamurizar ni caer en esos estereotipos de "tengo que vivir la noche para encontrar la inspiración". Se puede encontrar inspiración en el día. De hecho, mi próximo guión trata de una cajera del Dia. Es una película de Alfonso Albacete sobre una chica que tiene dos niños a su cargo, cobra 600 euros y se las arregla. Me parece heroico.

-¿La escritura conlleva soledad?

-Desgraciadamente, sí. Es propia de caracteres muy introvertidos: yo lo soy. El escritor suele ser un carácter introvertido y el actor suele ser narcisista. Aunque todos conocemos a escritores muy narcisistas a los que les encanta estar en el papel cuché.

-¿Qué orientaciones les da a los jóvenes escritores?

-En realidad este taller no es solo para escritores: puede ir quien quiera. Está basado en unos cursos que hice en la Universidad McGill, en Canadá, que utilizaban escritura terapéutica y que en principio se crearon en Estados Unidos para tratar a niños que habían sido víctimas de abuso sexual. Se les hacía escribir cuentos, y funcionaba bastante bien. Se conseguía que pudieran elaborar una historia que ellos no estaban en condiciones de ver y que les había creado un problema. Esto en psicología se llama el punto ciego: una historia negada pero que está ahí y que en cuanto te acercas, salta. El problema cuando empiezas a escribir es que en seguida tocas el punto ciego. Si trabajas con el inconsciente, lo tocas. Y eso crea muchos bloqueos. El curso funciona tanto para aprender a escribir como para desactivar problemas. Evidentemente no te arregla la vida, pero sí te puede poner en el camino para que te fijes en lo que te está pasando. También quiero decir que me alegra mucho que el taller sea en Córdoba, porque las veces que he estado allí me he quedado impresionada y además me regalaba plata todo el mundo [risas], o sea que si alguien quiere volver a hacerlo... En la Mezquita me quedé boquiabierta la primer vez que fui.

-Pues la Facultad de Filosofía y Letras está muy cerca...

-Sí, y tiene fantasmas, que es una cosa que me encanta. Además, el taller trata de la caza del fantasma: el fantasma interior, esa historia que está negada y que te impide avanzar. Me parece muy simbólico. Es el escenario perfecto.

-¿Cómo ve la situación de la literatura en España?

-Es el horror. El índice de lectura en gente de 18 a 25 años ha descendido a niveles de los años 80. España era entonces uno de los países con un índice de lectura más bajo de Europa. En los 90 subió mucho y de repente ha vuelto a caer y volvemos a estar a la cola de Europa. Y lo triste es que ha caído entre los jóvenes. El sector editorial está arruinado y para intentar salvarse lo que está haciendo es darle visibilidad y preponderancia a apuestas muy comerciales: una especie de novela rosa para señoras, novela erótica estilo Cincuenta sombras de Grey, mucho libro de autoayuda, mucho libro basado en blogs... Para un joven que escriba literatura, publicar hoy por los medios tradicionales es prácticamente imposible.

-¿En qué trabaja actualmente?

-En marzo tengo que entregar una obra por encargo en la que he trabajado para permitirme hacer una novela por otro lado: tengo que combinar los trabajos alimenticios con lo que a mí me apetece. Trata del poliamor: personas que viven relaciones amorosas en estructuras que no son la pareja tradicional. Y la sorpresa ha sido increíble. Casi toda esta gente vive en el armario, claro. Me he dado cuenta de que hay muchísima gente que tiene este tipo de relaciones bajo la apariencia de una estructura tradicional. Hay cosas curiosas: por ejemplo, hemos llegado a aceptar la homosexualidad, que era un gran tabú, pero si está integrada en una norma; si se sale de la norma, no. La editorial quiere algo más comercial, pero lo que yo he encontrado probablemente no lo sea, así que intentaré negociar...

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