"Para mí el flamenco, aparte de ser una música, es un estilo de vida"

Miguel Campello. Cantante

El que fuera voz del grupo El Bicho presenta en La Noche Blanca del Flamenco su último trabajo, 'Agua, pan, amor y vino', en el espectáculo que cerrará el evento sobre las 05:00

Miguel Campello, en una imagen promocional de su último trabajado 'Agua, pan, amor y vino'.
Miguel Campello, en una imagen promocional de su último trabajado 'Agua, pan, amor y vino'. / El Día

Córdoba/Miguel Campello será el encargado de cerrar La Noche Blanca del Flamenco. Será a las 05:00, en la Puerta del Puente, y hasta allí llevará su último trabajo en solitario, Agua, pan, amor y vino, su quinto disco desde que en 2011 abandonara el proyecto El Bicho, una de las bandas más representativas del movimiento rock-flamenco de la actualidad.

-Le toca cerrar La Noche Blanca del Flamenco, ¿cómo imagina que será eso de tocar a las 05:00?

-Estamos presentando el último disco (Agua, pan, amor y vino) y estamos contentos con esa hora, la preferimos antes que a las 19:00. En peores cosas nos hemos visto.

-El cartel del evento lo comparte con perfiles de un flamenco muy distinto al suyo. ¿Qué flamenco trae Miguel Campello?

-Yo no me meto en ese terreno porque cada uno ve el flamenco de una manera. Para mí el flamenco, aparte de ser una música, es un estilo de vida. La realidad de mi quejío, mi rotura, no sé explicarla, pero yo me siento flamenco porque es lo que he escuchado. No lo interpreto como los antiguos, pero sentirme sí me siento ahí. He escuchado lo antiguo, pero a meterme muy de lleno en ese mundo jondo le tengo mucho respeto. Bambino, Lole y Manuel, Enrique Morente... eran artistas en su época, y ahora en 2017 el flamenco ha evolucionado. Lo ha hecho gracias a la gente que está ahí y que lo mezcla con otras cosas. Sigue vivo, de la misma forma que se mezclan el reggae o el rock.

-Habla de mezcla, algo que sin duda caracteriza a sus trabajos, incluso en su último sencillo se atreve con el rap. Además de verse esa parte flamenca, ¿también se verá esa mezcla?

-Al final todo es todo. Tengo amigos que hacen rap y que les encanta el flamenco, a todos nos gusta mezclar. Estamos en una época donde internet ha hecho que escuchemos lo que nos dé la gana, desde música hindú hasta a un rapero francés. Eso antes no lo teníamos. No considero ni que sea un rap lo que he hecho, sino simplemente una manera de interpretar una canción. Ese mismo tema lo puedes hacer por soleá porque al final sólo es la vestimenta que se le ponga: todo son versiones de la misma canción. Por ejemplo, Locura, de El Bicho, la puedes recitar y también queda bonito. En el fondo son letras que vistes como quieras, le pones encima un tango, una bulería, una rumba...

-¿Con quién se acompañará sobre el escenario?

-Al bajo, Carlos Agulló, compañero de los inicios en Elche, amigo de toda la vida; Eduardo Pacheco, a la guitarra flamenca; Víctor Iniesta, a la guitarra eléctrica; Luis Fernández, a la batería; Pepe Andreu, a la trompeta; y Juan Carlos Aracil, a la flauta. Es la banda que llevo siempre.

-¿Será algo más corto por ser tarde?

-Durará una hora y media... o el tiempo que nos pongan (ríe).

-Fue en 2011 cuando inició su carrera en solitario, ¿si echa la vista atrás son más las ventajas como Chatarrero o se echan muchas cosas de menos?

-Yo no suelo echar las cosas de menos porque no tiene mucho sentido entonces el dejarlas. Aquí nadie dejó nada, fue un proceso natural de todos y queríamos crear otras cosas. Tenemos un pensamiento de que la música es algo diferente a lo estipulado a día de hoy en las internacionales y no nos encontrábamos bien, no entendíamos, sólo queríamos hacer música. Fue una inyección de adrenalina para todos porque teníamos que descansar y disfrutar de las cosas que habíamos conseguido a nivel personal. Y fue así por las pocas ambiciones que teníamos. Ahora estoy genial, perfecto, es lo mejor que me ha pasado. Pasar el límite de disfrutar de la música a maltratarte y hacer cosas que no quieres hacer, participar en eventos que sabemos que no son verdad... eso fue lo que pasó. Por eso no echo nada de menos, porque sigo disfrutando de aquello, sigo hablando con ellos, cada uno tenemos nuestra película. La gente que ha aparecido nueva no es nueva, es gente que ya estaba antes incluso que El Bicho. A Carlos Agulló, por ejemplo, lo conozco antes que a nadie. Nunca voy solo porque nos gusta hacer música, juntarnos, que suene el bajo, la batería... El concepto de música donde no pensamos en la movida que se crea de por qué dejamos o no el grupo. Sigue habiendo buen rollo y las cosas se magnifican desde fuera mucho más que de lo que sucede en realidad. Más allá de que sabemos cómo está el momento musical (un poco tragedia), la cultura en nuestro país (cogidita con hilo) la disfrutamos unos pocos.

-¿Y en los espectáculos de Chatarrero queda algo de El Bicho?

-Yo no noto ninguna diferencia porque siempre he hecho lo mismo. Escribo canciones, las canto, me subo, doy volteretas, me rompo la camisa cuando hace calor o me entran los nervios... Ni siquiera me conozco a mí mismo. Sigo disfrutando de eso, de las mismas cosas que disfrutaba al principio; cuando me subo al escenario sigo sintiendo lo mismo. La diferencia para mí es mínima porque además me rodeo de amigos y da igual cómo se llamen. A veces se cierran demasiado las cosas y aquí puedo compartirlas con más gente que antes.

-¿Está abierta la puerta al regreso de El Bicho?

-Muchas veces cuesta porque El Bicho era un grupo que ensayaba todos los días. Entonces pasar de eso a estar cada uno viviendo en un sitio es complicado. Y ahora además cuando quiero hacer una canción me meto en el estudio y tengo que crear y ya está, a veces me da pereza tener que hacerlo porque las decisiones son mucho más lentas. Pero eso no pasa sólo con la música, pasa con todo. A mí lo que me gusta es hacer canciones y cuando estoy solo hago más que cuando estoy con gente.

-¿Qué tal va la promoción de Agua, pan, amor y vino?

-Yo no sé dónde voy a tocar. Sé que el próximo es el de Córdoba. Si no me agobio, se me quitan las ganas de comer con los nervios. Pero estamos trabajando ahí, tranquilos, porque así es como nos apetece.

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