Flamenco y gitano ¿sinónimos?

La Prisión General de los Gitanos | Crítica

Antonio Zoido publica la tercera edición “aumentada y corregida” de su clásico estudio sobre la Prisión General de los gitanos conocida como la Gran Redada

1810. 'Le fandango' Pierre Chasselat.
1810. 'Le fandango' Pierre Chasselat.
Juan Vergillos

30 de marzo 2025 - 07:09

La ficha

'La prisión general de los gitanos y el origen de lo flamenco' Antonio Zoido. Almuzara, 301 pp.

Este trabajo de investigación sobre la Prisión General de los gitanos es ejemplar y, sin ser el primero, en su momento fue un hito en el ámbito de este tipo de investigación. La indagación en torno al origen del flamenco no me ha resultado tan interesante. Tampoco entiendo la conexión entre ambos temas que el libro, desde mi punto de vista, no llega a articular claramente. Las persecuciones más feroces que sufrieron los gitanos en España las promovieron gobernantes supuestamente progresistas como el primer Marqués de la Ensenada, hechos que ha estudiado Antonio Zoido minuciosamente en esta obra. Esta es la tercera edición que se lleva a cabo de esta obra. El último capítulo, titulado II Parte (no tengo claro cuál es la I Parte), y que sucede a los 12 capítulos previos, es una novedad que no estaba incluida en las ediciones anteriores, de ahí que las notas a pie tengan una bibliografía más actualizada. Y hasta referencias a youtube. La primera edición, con un título muy parecido, La Prisión General de los gitanos y los orígenes de lo flamenco se publicó en Sevilla en 1999 y la segunda una década después con el título La ilustración contra los gitanos. Esta nueva edición reproduce casi literalmente las anteriores, salvo la señalada II Parte. El análisis de los hechos, causas y consecuencias de la Prisión General es lo mejor de la obra. Lo que no acabo de ver, a pesar del nuevo capítulo añadido, es la conexión con el flamenco. Afirma Antonio Zoido que los estudiosos del flamenco hemos prestado demasiada atención a un despistado, en su opinión, George Borrow. Pero lo cierto es que la equiparación de los conceptos gitano y flamenco (fleming en el original) ocurre acaso por vez primera en la literatura mundial en un texto impreso en Londres en noviembre de 1841 llamado The Zincali y firmado por Borrow. Aunque es posible que se le adelantara por unos meses (marzo de ese año) Modesto Lafuente con su Fray Gerundio, periódico de política y costumbres y su “coro de vírgenes flamencas” a las palmas, que aparece en la Epístola 4ª, impresa en Madrid, aunque firmada en Sevilla, en concreto en el capítulo titulado “Un bautizo de gitanos”. No obstante, el texto de Borrow se tradujo al español a los pocos meses de ser editado en inglés. En 1842 El Álbum Pintoresco Universal de Barcelona publicó amplios extractos de la obra en traducción, según Antonio Gómez Alfaro, de Francisco de Sales Mayo. Aunque los textos aparecieron sin firma, Sales Mayo es un autor vinculado a temas sociales y los gitanos no son ajenos a su obra, y a círculos liberales, con conexiones en el ámbito literario anglosajón, que había traducido otras obras del inglés. Fue el comienzo de esa, en consideración de Antonio Zoido, excesiva atención, que esta obra ha recibido en España. The Zincali fue amplia y numerosamente plagiada. Así, por ejemplo, muchos diccionarios de caló que se publican en España en el siglo XIX, y no son pocos, incluido el de Sales Mayo, son un plagio del que incluye The Zincali. Los artículos de El Álbum pintoresco Universal aparecen, con el título Los gitanos en España, sin firma y sin mención alguna a Borrow o The Zincali, prácticas, como el plagio, habituales en el mundo editorial de la época: recordemos al famoso plagiador Sthendal, que mejoraba siempre los originales. No podemos descartar una relación directa entre los tres autores mencionados, Borrow, Lafuente y Sales Mayo y quizá la equiparación de flamenco con gitano provenga de los ambientes literarios que frecuentaban los tres. De manera que la popularidad literaria de la sinonimia flamenco y gitano creo que deriva de The Zincali. O, al menos, del círculo español de Borrow. Hasta tal punto llegó esta sinonimia que en unos años, 1847, ya encontramos un texto en el que equipara los cantos “gitanos” con las “sentidas canciones flamencas”: es el acta de nacimiento del nuevo género, el canto flamenco. Por cierto que Zoido, en su capítulo sobre el fandango, no tiene en cuenta en su trabajo el manuscrito de 1705 que se encuentra en la Biblioteca Nacional y que incluye varios fandangos, incluido uno llamado “Yndiano”, ni otros documentos referidos anteriores a 1735, en realidad 1732, que es también la fecha, aproximada, en la que podemos datar al Códice Saldívar, si bien los primeros fandangos musicales ya están incluidos en el manuscrito señalado; el deán Martín ya había mencionado el fandango, en concreto el que se bailaba por entonces en Cádiz, para censurarlo, en 1712; y en 1723 encontramos un fandango en el entremés El novio de la aldeana, aunque solo el texto: es de suponer que la música era de sobra conocida. Al año siguiente el jesuita suizo Jean Magnin vuelve a censurar el baile del fandango en una carta, en este caso el que se bailaba en Quito en esa fecha. Por sólo ofrecer algunos ejemplos anteriores a lo que Zoido da como “el documento más antiguo sobre el fandango” (1735, Diccionario de Autoridades, en realidad aparece en 1732) y “el primer fandango en escritura musical que poseemos” (1730, Códice Saldívar, en realidad circa 1732).

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