Otras islas, otras tentaciones

Parpadea dos veces | Critica

Channing Tatum es un enigmático multimillonario en 'Parpadea dos veces'.

La ficha

*** 'Parpadea dos veces'. Thriller, EE UU, 2024, 102 min. Dirección: Zöe Kravitz. Guion: E.T. Feigenbaum, Zöe Kravitz. Música: Chanda Dancy, Gabriel Garzón-Montano. Fotografía: Adam Newport-Berra. Intérpretes: Naomi Ackie, Channing Tatum, Christian Slater, Simon Rex, Adria Arjona, Kyle MacLahan, Haley Joel Osment, Geena Davis.

Thriller MeToo de supervivencia y venganza con ribetes de cínico humor negro, cruda (y no muy fina) sátira social e incluso terror con vocación gore. Rodado con la deliberada voluntad de incomodar (pero no tanto como para alejar al público de las salas). Quizás como denuncia que haga pensar representando lo peor de una realidad en un espejo deformante. Quizás como estrategia diseñada a la medida del gusto por la provocación con trasfondo ideológico de nuevos públicos de tendencia mayoritaria. Quizás las dos cosas. No es a veces fácil deslindar lo oportuno de lo oportunista.

Porque si de una parte es una terrible y agresiva fábula de denuncia de ciertas realidades repulsivas de quienes creen poder permitirse todo cuanto el dinero pueda comprar (nada nuevo, por otra parte, pero sí denunciado y perseguido por poderosos que sean los abusadores), de otra está claramente dirigida a grandes audiencias: presupuesto relativamente ajustado, pero gran reparto y MGM y Warner tras ella. 

Un multimillonario presuntamente arrepentido tras una culpa que no conocemos y su corte de colaboradores, amigos y servidores van de fiesta a su isla privada. Con ellos van dos chicas enroladas a última hora en la troupe, a las que descubrió -o se hicieron descubrir- cuando trabajaban como camareras en una de sus fiestas. Deslumbradas, primero, por el lujo y los excesos. Preocupadas, después, por una suma de detalles perturbadores (lo mejor de la película). Aterradas, por fin, cuando descubren lo qué se oculta en la paradisíaca isla.

Variación feminista sobre ¡Déjame salir! de Peele con toques del Östlund de The Square y El triángulo de la tristeza o del Aster de Midsommar, encuentra también una cierta personalidad -a diferencia de estas películas- en su bascular (no siempre logrado) de un género a otro pulsando lo más extremo de cada uno de ellos hasta el límite de la caricatura. En la utilización crítica del cine de terror es donde más se acerca a Peele, a la vez que se distancia de él por sus continuos cambios de registro y sus (no siempre bien tramados) saltos de guión con los que la actriz y directora debutante Zöe Kravitz quiere dotar de su propia personalidad una película cargada de deudas y referencias.

Le perjudica lo previsible de lo que debería sorprender y la obviedad de su denuncia de los poderosos que se creen más allá de todo límite. También lo fronterizo entre transgresión y provocación, y banalidad y vulgaridad (no debe ser casual que una de las invitadas de esta isla de las tentaciones sea una profesional de la telebasura o telerrealidad). Tiene a su favor la a veces lograda hibridación de géneros, la contrastada y colorista fotografía pop de Adam Newport-Berra, que va del paraíso en colorines al oscuro infierno que oculta, y sobre todo las interpretaciones de su lujoso reparto encabezado -pese a su pretensión de coralidad- por Naomi Ackie y Channing Tatum muy bien acompañados por Christian Slater, Simon Rex, Adria Arjona y una siempre grande Geena Davis.

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