Juan Manuel de Prada: "Vivimos una deshumanización creciente y es natural que la literatura se debilite"
Entrevista
El novelista ha protagonizado una nueva jornada de Cosmopoética y ha trasladado a la Sala Orive la historia de su última obra, 'Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz'
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Córdoba/Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1971) ha sido este jueves el protagonista de los esperados Cosmodiálogos de una de las últimas jornadas de Cosmopoética 2024, uno de los festivales de poesía más prestigiosos del país. A la Sala Orive, el reconocido novelista no solo ha trasladado la historia que esconde su última obra, Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz. Desde su sabiduría y experiencia, ha repasado en 'el Día' sus habilidades como escritor, su amor por la poesía y su visión futurista de una literatura debilitada.
Pregunta.Qué visión puede aportar a Cosmopoética?
Respuesta.Siempre he reconocido la poesía como la expresión literaria más alta. Platón ponía la música como la expresión artística más próxima a los arquetipos y decía que, dentro de los géneros literarios, el más próximo a la música es la poesía. Según esa clasificación platónica, tendríamos que convenir que la poesía es el género literario más sublime, el que nos permite alcanzar cimas de expresión que rozan lo inefable. Escribí mucha poesía hasta los 20 años, pero decidí dedicarme a la prosa. La literatura no consiste en escribir funcionalmente, sino en escribir poéticamente. Para crear una realidad nueva tienes que utilizar el lenguaje en un sentido poético. Y en este sentido, aunque sea escritor en prosa, me considero modestamente poeta también porque he seguido leyendo poesía, que es el alimento para el escritor. La lectura de la poesía es lo que mantiene tu escritura viva tal y como yo la defiendo y la entiendo, no la escritura funcional propia del autor de bestsellers o del escritor basura, sino que es la escritura dotada de un estilo propio, y ese estilo propio siempre tiene la música de la poesía.
P.¿Y cómo consigue apropiar a su prosa de esa musicalidad?
R.El auténtico escritor tiene una vocación, recibe una llamada y hace lo que puede. A escribir no se aprende en talleres literarios ni estudiando en los libros. Para escribir, uno tiene que tener un don y cultivar ese don leyendo a los maestros. Hoy tratan de engañar a la gente vendiéndole la moto de que van a ser escritores y esto es mentira. Lo que crean son redactores aseados, pero la literatura es otra cosa.
P.Entonces, ¿no todo el mundo está preparado para escribir un libro?
R.No. Si ahora mismo hubiera un cortocircuito, no todo el mundo está preparado para reparar ese enchufe. Hay que tener en primer lugar un don natural y ejercitarlo, pero nuestra mentalidad igualitarista propia de esta época terminal y enferma nos hace creer que todos somos iguales y que todos estamos dotados para montar una empresa o ser campeones de lanzamiento de jabalina. Esto cualquier persona que no sea idiota sabe que es falso. Dios repartió los dones de forma desigual. A unos los hizo guapos, a otros los hizo feos; a veces, para compensar, al guapo lo hizo tonto y al feo listo. Esto la gente lo debería aceptar y, por lo tanto, no todo el mundo puede escribir, pero no porque sea una actividad elitista, sino porque hay gente que tiene el don de la escritura como hay gente que tiene el don de la fontanería o de la pintura. Uno tiene que discernir el don que ha recibido y tratar de sacarle partido.
P.Como usted sí tiene el don literario, en Cosmopoética presenta su última obra, Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz. ¿De qué trata?
R.Es una novela de 1.600 páginas de la cual se ha publicado una primera entrega y el próximo año se publicará la segunda. Narra las vicisitudes de los pintores, artistas y escritores españoles que vivieron en París durante la Segunda Guerra Mundial. Está contada por el mismo narrador que Las máscaras del héroe, mi primera novela, Fernando Navales, que es un falangista bastante maligno y burlón, y nos ofrece una mirada de todo ese panorama incisiva, sarcástica, con un tono esperpéntico. Es un intento de mostrar un aspecto de la cultura española muy poco conocido, que fue cómo lograron sobrevivir todos estos compatriotas en aquel país ocupado por los nazis.
P.¿Cómo define su novela?
R.Trata de esa tradición española que está tan estigmatizada y tan abandonada como es la barroca. Es una novela en la escena del magisterio de Quevedo, de Valle Inclán, de la novela picaresca o del propio Cervantes. Es un gran homenaje a la literatura española y también una indagación en torno al resentimiento, que es el motor del narrador. Un Fernando Navales que tiene la conciencia de una injusticia por no haber sido reconocido por sus méritos literarios y su entrega a la falange, deseoso de devolver el daño que ha recibido a toda esta colonia de artistas que están en París en los años 40.
P.Tras décadas como escritor, ¿de dónde saca la inspiración para seguir publicando?
R.El escritor tiene que tener las antenas siempre despiertas. La inspiración te viene de las formas más diversas, impremeditada o fruto de la búsqueda. Los libros se te imponen ellos solos cuando menos lo esperas. El misterio humano, afortunadamente, es inagotable porque cada ser humano es único e intransferible.
P.¿Considera que la literatura actual está en decadencia?
R.Es indudable que vivimos en una época terminal y hay muchas expresiones artísticas que se están muriendo. Por ejemplo, en la música, ¿crees que hoy en día la ópera está viva? No está muerta del todo, pero está en una fase muy terminal. El hombre moderno es un hombre demasiado apegado a lo material, rehén de la tecnología y de la técnica y esto hace que haya una ley biológica por la que, a medida que aumenta lo automático, disminuye lo vivo. Es decir, a medida que nuestra vida se automatiza, el espíritu se muere, y creo que en Occidente vivimos un momento en el que la expresión artística está en una época de decadencia.
P.¿Es fatalista con respecto al futuro de la literatura?
R.Paradójicamente, a la vez que esto está ocurriendo hay una especie de frenesí cultural, porque la cultura se ha convertido en una mercancía y ha entrado a jugar en el ámbito de las leyes de mercado. Hay un intento siempre de crear nuevas modas, sacar nuevos nombres y de crear nuevas escuelas, algo propio de los gallos descabezados. Mientras haya seres humanos, la literatura se mantendrá viva. Otra cosa es que, a medida que nos deshumanizamos, la literatura también se debilita. Y en este sentido sí que creo que vivimos una época de deshumanización creciente y es natural que la literatura se debilite, pero no soy fatalista y no creo que esto ya sea una tendencia irrevocable. A lo largo de la historia, las artes han experimentado muchas muertes y muchas resurrecciones.
P.Y para que no se debilite la literatura, ¿considera importante que haya festivales como Cosmopoética?
R.Es una manera de llevar la literatura a la gente en una época tan difícil en donde muchos se están apartando de la literatura o que solo se acerca a ella por postureo. Acercar al escritor y su obra al público siempre es bueno porque contribuye a recuperar el espíritu juglaresco de la poesía, y, por lo tanto, de la literatura. El escritor, el poeta y el creador es alguien que está con el pueblo. El arte siempre tiene que tener un entronque con el pueblo y ese es su verdadero sentido.
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