Las leonas, el sello de identidad de la Córdoba íbera
Arqueología
Este tipo de esculturas zoomorfas ibéricas se han hallado sobre todo en municipios de la Campiña, aunque también se han documentado algunas en el Alto Guadalquivir
Una de las teorías es que este animal fuera un emblema del territorio político íbero que hubiera en esta zona de la provincia
Fotogalería: Las leonas íberas de Córdoba, en imágenes
La Campiña cordobesa está llena de tesoros arqueológicos, algunos descubiertos y otros que, sin duda, quedan por salir a la luz. Esta zona de la provincia, una tierra fértil para el cultivo, sirvió de asentamiento para los íberos, una cultura que aún hoy en día es bastante desconocida para los investigadores. De hecho, ni siquiera se ha podido descifrar su lenguaje, lo que dificulta el acercamiento a su pensamiento y costumbres. De su paso por Córdoba han quedado varios vestigios pero, sin duda, los más importantes son las esculturas zoomorfas, que en su mayoría representan a leonas.
De hecho, una de las hipótesis de los arqueólogos es que la abundancia de leonas en Córdoba se pueda deber a que el territorio político íbero que hubiera en la zona de la Campiña tuviera la imagen del león como un signo de identidad. "Quizás se utilizó como elemento delimitador de ese territorio, de forma que estas esculturas estarían expuestas en puntos concretos como cruces de caminos o lugares de amplia visibilidad, marcando el territorio", señala José Antonio Morena, arqueólogo municipal de Baena y director del Museo Histórico de la localidad, el sitio de la provincia en el que hasta ahora se ha documentado un mayor número de estas esculturas. Es cierto que hay leones en otros lugares, sobre todo el Levante y Murcia, pero no en la medida en la que se encuentran en Córdoba.
"Esto es solo una teoría", aclara el experto, porque "hay mucho desconocimiento sobre la cultura íbera". La principal función que parecían tener estas leonas es funeraria, pero "no hay que descartar que alguna no sea de tumbas ya que no se han hallado necrópolis de este tipo en la provincia".
El caso de Baena
Por lo que ha investigado Morena, Baena sería el culmen de este tipo de emblemas ya que ha catalogado una quincena de leonas. Seis aparecieron en el Cerro del Minguillar y tres en el Cerro de los Molinillos, a las que hay que sumar algunas cabezas y garras. Hay dos enteras expuestas en el Museo Arqueológico de Baena, una tercera está en el Museo Arqueológico Nacional y un león se trasladó al Museo Íbero de Jaén.
Es el animal más representado en la escultura zoomorfa ibérica, seguido de los toros, aunque estos bastante menos. También se han documentado ciervos, caballos y lobos.
El arqueólogo tiene preparado un estudio titulado La escultura zoomorfa ibérica en Baena (Córdoba). Monumentos para la memoria y símbolos del poder, en el que analiza este tipo de piezas y que publicará el Ayuntamiento de la localidad de la Campiña Este. Este trabajo contiene una recopilación de toda la escultura zoomorfa ibérica que se ha encontrado allí, un total de 26 piezas.
Tesoros de la Campiña y el Alto Guadalquivir
Sin duda, la Campiña y la zona próxima a la Subbética es el área con más hallazgos. Además de las 15 de Baena, hay leonas en Castro del Río (una), Fernán Núñez (una), La Rambla (hay una leona anterior a la pieza hallada el pasado 28 de octubre), Cabra (dos), Puente Genil (una), Nueva Carteya (tres) y Santaella (tres).
También han aparecido algunas en el Alto Guadalquivir, como prueba de que estos pueblos se asentaron junto al río. Así, se han hallado leonas en Bujalance (una), en Montoro (una), en Cañete de las Torres (una), otra cerca de Córdoba capital y en Villafranca de Córdoba (una).
Según Morena, de toda la provincia, las mejor conservadas y más representativas son la leona de Nueva Carteya, que está en el Arqueológico de Córdoba; la de Baena que está en el Arqueológico Nacional (aunque las dos del museo de la localidad también están en muy buen estado), el de Bujalance, que también está en Córdoba; y un león de dimensiones más pequeñas encontrado en Santaella.
Rasgos comunes
Una de las características comunes de estas piezas es la forma en la que se produce el hallazgo, que suele ser fortuito durante faenas agrícolas. A su vez, esto también supone un inconveniente porque "no se conoce el contexto arqueológico a la hora de estudiarlas", indica José Antonio Morena.
Todas están talladas sobre piedra caliza local, blanca y muy blanda; de hecho, incluso si se moja se talla más fácil con una navaja, como si fuera madera, advierte Morena.
Los expertos creen que, bien en el término de Baena o en el de Nueva Carteya, había un taller. Probablemente, habría otro en la Campiña Sur, por los municipios de La Rambla o Santaella. "Se ve claramente las piezas que son de la zona oriental y de la occidental, hay diferentes estilos, aunque en el fondo la idea debía ser la misma, darle una función supuestamente funeraria".
Una posible función funeraria
Estas esculturas están datadas entre el siglo VII a. C. y hasta el siglo I, ya en época romana. El director del Museo Histórico de Baena explica que hay diferencias formales entre las más antiguas y las más modernas, pero, según los estudios, todas tenían una función funeraria ya que decoraban tumbas. Esto se sabe porque en lugares como el Levante español se han documentado en zonas de necrópolis.
Morena expone que "incluso se sabe la posición en la que se colocaban": coronando un pilar-estela (monumento funerario de la cultura íbera) de un personaje importante. Según esto, la tumba estaría en el subsuelo, donde habría una urna con las cenizas del difunto, encima se colocaba un empedrado tumular o escalonado, luego un pilar de unos dos metros sobre el que se ponía la escultura de estos animales, generalmente leones. "No solo decoraban, sino que ejercían una función apotropaica"; es decir, de protección del alma del difunto de los malos espíritus. Por eso -puntualiza el arqueólogo- estos animales suelen tener las fauces abiertas y las garras en un gesto amenazante para ahuyentar.
Solo las personas de la élite se podían permitir una tumba así ya que para construir estos monumentos funerarios (que incluso podían incluir varias esculturas y ser algo parecido a un edificio) hacían falta arquitectos y escultores a los que había que pagar.
Morena señala que en algunos sitios han aparecido fuera de contextos funerarios, como en Huelma (Jaén), donde se documentó un santuario ibérico con dos leones y un guerrero luchando contra un lobo. En el caso del Cerrillo Blanco de Porcuna hay "infinidad de estatuas humanas, de leones e incluso animales míticos en una estructura que puede ser un monumento funerario o civil dedicado a la memoria de un antepasado importante".
¿Dónde vieron leones?
La representación del león en la cultura ibérica es "controvertida por su rareza" ya que, como recuerda José Antonio Morena, en los siglos en los que esos pueblos habitaron en la península aquí no había leones.
Los expertos plantean que sí había objetos de pequeño tamaño de bronce o marfil (jarras, peines…) en los que ese animal estaba representado y que llegaban a través del comercio, sobre todo en la época ibérica antigua, traídos seguramente por los fenicios primero y más tarde por los griegos. Por eso -incide el arqueólogo- se plantea que los artesanos locales pudieron imitar esas imágenes en esculturas más grandes que se pusieron en las tumbas.
Sin embargo, Morena no descarta -aunque no hay constancia de ello- que alguien pudiera traer enjaulado un león del norte de África, al igual que hicieron los romanos para utilizarlos en los anfiteatros.
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