La luz de invierno llega a la Biblioteca Central
La artista Cristina Cañamero plasma la obra 'Cuento de invierno 5' en las paredes del edificio cultural
A su manera callada, la artista Cristina Cañamero ha llenado de invierno la Biblioteca Central. Las paredes blancas del silencioso edificio se prestaban sin duda a ser plasmadas con arte, pero han sido muchos los años que han observado el ir y venir de lectores y estudiantes sin emitir ningún tipo de color. Ahora, la obra Cuento de invierno 5 -compuesta por imágenes de mujeres y dos ciervos- sirven de decoración para la Biblioteca y aportan colores azulados y oscuros a un espacio que hasta hace unas semanas estaba más que vacío.
Tal y como explica la artista a el Día, habría que rememorarse hasta la inauguración del inmueble, cuando se acercó para ofrecer los catálogos que posee, para situar el momento desde el que ya tenía en mente darle un poco de color a las paredes. Eso sí, pasó lo que siempre pasa. No había presupuesto, los años se sucedieron sin que nadie hiciera nada y las paredes continuaron con su leve tono. Quizá recibieron alguna que otra mano de pintura para tapar los desperfectos. Pero nada de arte.
Así lo relata Cañamero, muy asidua a esta biblioteca. La artista relata que cada vez que caminaba por sus pasillos siempre pensaba que deberían estar plasmados por algo más. Fue hace un año cuando el director del edificio lanzó la propuesta, la ansiada propuesta, y no había nadie mejor para llenar de color esos muros que la artista que siempre recorría la Biblioteca y pensaba que se le debía algo. Ahora se pueden observar tres figuras femeninas, que realmente son la misma chica pero con posturas diferentes, y dos animales, dos ciervos, uno algo más crecido que otro.
Cañamero cuenta que el mensaje que quiere transmitir no es uno solo, sino que está abierto a la imaginación de quien por allí pase y observe la composición. El título ya dice algo y las posturas de la chica, vestida con ropa elegante y de verano en medio de la nieve, también dan que pensar.
Para plasmar todo esto la artista reconoce que casi ha tenido que volver a aprender a pintar porque la técnica usada no la conocía. Y no lo hacía por nada en especial, sino porque la pintura que se ha usado para que se adapte bien a la superficie es del tipo que se suele utilizar para pintar las paredes. Así, Cañamero, acostumbrada a la técnica del óleo, ha tenido que luchar en estos meses contra una pintura que nada más ponerla en la paleta ya estaba seca. Pero al final todo ha salido bien y su obra ya luce en la Central.
Ahora, el estudiante que decida acudir allí a repasar el examen y quiera distraerse con una mosca, tendrá una razón mucho mejor, y más artística, para observar su alrededor. En la web de la Biblioteca, donde han expuesto parte del proceso de la obra, comparan el trabajo de la artista durante estos meses con el proceder de Miguel Ángel. "Con sus pinceles y su banqueta, poquito a poco cada día, nos ha dejado en la sala estas sugerentes y un poco enigmáticas figuras", escriben.
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