El monólogo interior de una mujer en paro

La periodista Rocío Rubio ganó la última edición del Andalucía Joven con la novela 'El beso de Dostoievski'

Rocío Rubio, autora de 'El beso de Dostoievski'.
Rocío Rubio, autora de 'El beso de Dostoievski'.
Casimiro F. Linares Sevilla

21 de agosto 2014 - 05:00

Un genio de la novela psicológica como Dostoievski no hubiera renunciado a bucear en lo más profundo del ser humano actual, y menos aún si observara por sí mismo la injusticia social a la que se ven sometidos multitud de jóvenes que tras años de preparación académica son incapaces de aspirar a un destino profesional. La periodista Rocío Rubio refleja en su primera novela ese espíritu combativo y de sacrificio, a través de Nadia, protagonista de El beso de Dostoievski (Berenice), que es despedida recientemente de su puesto de trabajo y comienza una crisis personal. Un relato que le valió a la autora para hacerse con la última edición del Premio Andalucía Joven de Narrativa, que convoca el Instituto Andaluz de la Juventud.

"Me parecía buena idea recoger todas las inquietudes de la sociedad, pero desde el punto de vista de una mujer. Una mujer que es periodista y que se encuentra en paro, lo que supone para ella una tela de araña, pues a pesar de disponer de muchas horas libres, le provocará vivir inmersa en el recuerdo de los amores frustrados que no cuajaron en su día, abriendo una y otra vez una herida que le resulta placentera", cuenta la escritora.

Esta novela hace un diagnóstico literario del daño psicológico que provoca estar sin empleo, y a su vez marca el camino de la cura que no es otro que el empeño de la protagonista por salir de esa burbuja pesimista: "En esta novela Nadia es una mujer que lucha contra los elementos, y aunque se vaya pegando tortas cada dos por tres, quería dotarla de esa capacidad para levantarse y luchar por sus sueños". La periodista recurre a través de este hilo conductor a un pararelismo con los cuentos de Bukowski, del que la propia Nadia es lectora, y a los que tiene que acudir cada vez que necesita saber que hay alguien que fue capaz de reconducir un camino plagado de dificultades y encaminarlo -como el autor de Hijo de Satanás o 10 relatos eróticos- hacia la literatura. "Nadia se identifica con este personaje que encarna un antihéroe. Se considera una persona que nunca va presumiendo de sus virtudes, sino que se va recreando en todos sus defectos y en todas sus supersticiones", explica.

El monólogo interior que mantiene Nadia se verá potenciado por el amor en sus diferentes manifestaciones. Desde el ex novio del que no consigue desengancharse hasta un reciente ligue que conoce por internet o un inesperado amor que surge donde menos lo esperaba, sin los que le hubiera sido imposible salir de esa agónica soledad.

El beso de Dostoievski alterna la narrativa y la poesía, que Rocío Rubio dice utilizar en mayor o menor medida dependiendo de su estado de ánimo. "En pasajes como en el que describo Sevilla empleo un estilo más lírico. Es la parte donde verdaderamente me desnudo. La poesía es el medio donde una saca todas sus entrañas a relucir". Y es que como manifiesta la propia autora, "si resucitáramos a Dostoievski, no se quedaría en la parte superficial de una ciudad, al igual que yo hago en la novela con Sevilla y Tánger, le daría ese alma lejos de los estereotipos que se muestran en las revistas de viajes. El autor ruso buscaría en los rincones de la ciudad donde se encuentra la gente desheredada y pobre".

Sin dejar de hacer un retrato de la situación real, la escritora convoca a la diosa fortuna para ser capaz de conseguir el éxito en la vida: "Después de muchos intentos fallidos para encontrar trabajo, y tras entrar en esa espiral depresiva como Nadia, que incita a abandonar esta ciudad, sólo tuve que darme un paseo por la sevillana calle Tetuán para que desaparecieran mis depresiones".

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