Una ovación por el futuro

Voluntarios, ciudadanos y representantes institucionales celebran en el Ayuntamiento con abrazos y aplausos el pase de Córdoba como una de las seis finalistas a la Capitalidad Cultural en 2016

Foto: A. Carmona
Foto: A. Carmona
Ángela Alba / Córdoba

01 de octubre 2010 - 06:57

Córdoba lo consiguió. El nerviosismo e inquietud se tornó en euforia, alegría y felicidad. Ayer en el Ayuntamiento los corazones de los voluntarios, políticos, y ciudadanos que acudieron a ver en directo la comparecencia del presidente del comité de selección de las ciudades finalistas a la Capitalidad en 2016 latían a mil por hora. Al mismo ritmo que los de la delegación cordobesa que viajó hasta Madrid. Tan lejos y tan cerca unidos por un futuro alentador, por un mismo sueño que cada vez está más cerca.

Un sentimiento de hermandad flotaba en el ambiente, que se llenó de cánticos como el "Soy cordobés" o el "A por ellos" mientras los minutos que faltaban para las 17:30 se hacían interminables, tanto como el posterior discurso del presidente del jurado, Manfred Gaulhofer. Mientras tanto, saludos, corrillos y especulaciones sobre las finalistas llenaban el hall del Consistorio. Los voluntarios, que pusieron el punto de color, se encargaron de la animación y de repartir banderolas. Y del lado institucional, prácticamente todos los concejales, los portavoces de los grupos políticos y varios diputados provinciales quisieron asistir a este acto.

Por fin Gaulhofer apareció en la pantalla y en él se pusieron las esperanzas de los cordobeses. Tenía que nombrar a Córdoba, el sueño colectivo debía permanecer y avanzar hacia la construcción de un futuro prometedor. Su discurso en inglés se alargó más de la cuenta y además ocasionó una pequeña confusión entre los asistentes que, ya fuera por incomprensión o por nervios, celebraron el pase de la ciudad antes de tiempo cuando el presidente del jurado leyó lista de las 15 aspirantes. "¡Qué bueno sería saber inglés!", bromeó entonces una ciudadana.

Pero el destino ya estaba escrito y una explosión de energía ocupó el Ayuntamiento cuando, tras nombrar a Burgos, Córdoba apareció entre la lista de finalistas. La locura colectiva se plasmó en aplausos, gritos y abrazos para celebrar este pequeño pero gran acontecimiento de la historia de Córdoba.

No importaban las rivales con las que, a partir de hoy, va a tener que luchar -de hecho con el alboroto nadie se enteró de las cuatro candidatas restantes- porque un nuevo camino lleno de posibilidades se abrió ante los ciudadanos que se reunieron para compartir su ilusión. "Hemos mantenido la tensión hasta el final. Yo me he quedado en la C y ya no me he enterado de más", reconoció José Mariscal, diputado provincial de Cultura, que añadió que "supone un reconocimiento al trabajo serio y riguroso que se ha venido haciendo desde la oficina de la Capitalidad y desde la Fundación".

Lo mismo pensaban los voluntarios que se reunieron en el Consistorio. "Ha sido muy gratificante ver recompensado el esfuerzo que hemos realizado", confesó María Cruz Murillo, que ayer vivió esta experiencia con otros compañeros que como ella se dedicaron a animar y repartir banderolas promocionales de Córdoba 2016. Murillo, llena de emoción, explicó que "los voluntarios nos hemos volcado con el proyecto" y ahora "hay que trabajar más por la Capitalidad para que toda Europa conozca la cultura de Córdoba".

Algunos grupos de amigos y familias también acudieron a este acto, como fue el caso de Susana Reyes que, junto a sus hijos Rafael y Cristina, aseguró que conseguir la Capitalidad Cultural "es lo mejor que le puede pasar a la ciudad". Reyes, que está relacionada con el mundo del teatro aficionado, apuntó que desde este colectivo "tratan y tratarán de hacer cultura" para que las artes escénicas sean un empuje hacia el 2016.

Había muchas candidatas y algunas de las que apuntaban las quinielas se quedaron en el camino. Rivales fuertes como Cáceres o Santander no pasaron ayer este primer corte, lo que demuestra "que era difícil, muy complicado, pero se ha hecho un magnífico trabajo. Todos los cordobeses, cada uno en su ámbito, ha hecho todo lo posible para aportar su granito de arena" y eso ha sido reconocido por el jurado", expuso el portavoz del PP en el Ayuntamiento, José Antonio Nieto.

Entre globos azules y blancos, confeti, música y petardos, los ciudadanos salieron a Capitulares para seguir la celebración. Allí estaba, ondeando una bandera, Blanca Ciudad, miembro de la Asociación Claveles y Gitanillas y voluntaria de Córdoba 2016, que afirmó rotundamente que "nos lo merecemos, Córdoba se lo va a llevar porque además ahora le toca al Sur y ya no están ni Málaga ni Cáceres". Además, Ciudad recordó que la organización de la que forma parte ha formado parte activa del proyecto de Capitalidad, algo que se hizo patente en la exposición El patio de mi casa.

También se acercó hasta allí el catedrático de piano y ex director del Conservatorio Rafael Orozco, Juan Miguel Moreno Calderón, que mostró su emoción al oír el nombre de Córdoba y con optimismo hacia el futuro expresó que "es un paso muy importante y la gran oportunidad que hasta el momento ha tenido la ciudad en su etapa contemporánea".

Las caras de los presentes sólo podían albergar amplias sonrisas de satisfacción por el trabajo realizado, por avanzar en un camino que empezó hace casi diez años y en el que Córdoba ha ido forjando una nueva identidad. Por eso, al escuchar el nombre de la ciudad entre las finalistas "una explosión de alegría" se apoderó de los presentes, como expuso Antonio Castro. Este voluntario subió hasta Las Tendillas con otros compañeros más para difundir el pase de Córdoba a la semifinal de la Capitalidad Cultural y repartir banderolas. Allí, mientras los funcionarios engalanaban la plaza de azul Europa y una pancarta con el mensaje de "Gracias Córdoba. Seguimos adelante" se alzaba en la fachada del instituto Góngora, Castro reconoció que "este es el premio por el buen proyecto que la ciudad ha presentado". "Siento Córdoba, me gusta presumir de ciudad y por eso me he movilizado por ella", finalizó.

Pero, como apuntó Mariscal, "éste no es nada más que el primer paso para seguir trabajando con más esfuerzo si cabe". El sueño todavía no se ha hecho realidad. Aún quedan nueve meses en los que tanto la Fundación como los ciudadanos y las instituciones deberán aumentar sus esfuerzos para hacer realidad este proyecto de futuro de Córdoba.

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