El periplo imperecedero del 'Guernica'
Arte
La Caixa, Cajasol y el Reina Sofía, junto con el Ayuntamiento, exponen en Córdoba una muestra del proceso de creación, periplo y simbología de una de las obras más importantes del siglo XX
Córdoba/El Guernica llegó a España el 10 de septiembre de 1981. Hacía 44 años que Pablo Picasso lo había pintado por encargo del Gobierno de la Segunda República. El pintor malagueño estaba receloso sobre esta petición de la República, cuyo objetivo era instalar la obra en la Expo de París de 1937. Sin embargo, hasta la capital francesa -donde residía Picasso- llegaron unas imágenes, a través de los periódicos L'Humanité y Ce Soir, del bombardeo de Gernika-Lumo. Las fuerzas alemanas e italianas experimentaban con los bombardeos aéreos. Murieron más de 100 personas.
Este hecho propició que Picasso se pusiera manos a la obra. Alquiló un local para poder trabajar sobre un lienzo de grandes dimensiones y tardó únicamente cinco semanas en acabar una de las obras más emblemáticas del arte del siglo XX. Su pareja de aquel entonces, Dora Maar, fotografió todo el proceso de creación del Guernica.
El cuadro viajó por todo el mundo antes de instalarse en España. Cuando lo hizo, hubo periódicos que titularon: "Vuelve el último exiliado de la guerra", a pesar de que la obra nunca había pisado territorio español. No lo hizo antes por la dictadura. Picasso había dejado claro que el Guernica no llegaría a España hasta que "el pueblo español recuperara las libertades arrebatadas". Lo hizo en 1981; Picasso había muerto hacía ocho años.
Ese periplo viajante de la obra hizo que ésta se expusiera en decenas de ciudades de todo el mundo. Su exposición comenzó en París, siguió por Noruega, Dinamarca y Suecia, continuó en Inglaterra y de ahí cruzó el Atlántico para visitar Nueva York, Los Ángeles o Chicago. Su estancia más duradera la pasó en el MoMA de Nueva York, donde estuvo expuesto durante más de 40 años.
Cuando se instala de manera definitiva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en 1992, el cuadro ya es un símbolo. Además de la técnica, el Guernica consiguió traspasar las fronteras de la paz, convirtiéndose en imagen de revueltas en contra de la guerra, algo que continúa dándose hoy en día.
Ese camino recorrido, físico y simbólico, es el que recoge Picasso. El viaje del Guernica, una exposición itinerante que desde ayer, y hasta el 3 de octubre, puede visitarse en Córdoba, en el Paseo de la Victoria. La Obra Social la Caixa, la Fundación Cajasol y el Reina Sofía, en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba, son los artífices de esta muestra que se expone en dos camiones convertidos en una sala de exposiciones de 200 metros. El director territorial de Caixabank en Andalucía Occidental, Rafael Herrador, el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y el asesor de la exposición, Carlos Martín, fueron los encargados de presentar ayer esta muestra. Herrador informó de que es la primera vez que esta exposición llega a Andalucía, después de que se estrenara a finales del año pasado con motivo del 80 aniversario del cuadro. Por su parte, Pulido señaló la importancia de la obra "en el momento en que vivimos" por "todo lo que representa". De Picasso. El viaje del Guernica, añadió Pulido, "hay que sacar la conclusión de la importancia de vivir en paz", esto es, añadió, "recordar el pasado para que no se vuelvan a cometer los mismos errores". En la misma línea se pronunció Isabel Ambrosio, quien rememoró el contexto histórico de la ciudad cuando la obra empezó a crearse. "Córdoba pasaba por los momentos más amargos de la Guerra Civil", rememoró Ambrosio, que recordó además esos más de 4.000 represaliados cordobeses que, como el resto, también caben en el Guernica. "El Guernica es la obra de un genio andaluz que empleó cinco semanas en representar el dolor, el recuerdo y la fortaleza", apuntó la alcaldesa, que sentenció que la mayor reflexión que se puede hacer en torno a la obra es sólo una: "Que aprendamos".
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