Un preludio celebrado

Crítica de Flamenco

Baldomero Pardo

20 de junio 2016 - 10:07

Sinergia. Cante: Argentina. Toque: José 'Bolita', Miguel A. Cortés y Eugenio Iglesias. Palmas: Torombo, Los Mellis y Diego Montoya. Chelo: José Roca. Violín: Vicente Ballester. Percusión: José Carrasco. Fecha: sábado 18 de junio. Lugar: plaza de las Tendillas. Lleno.

Para un amplio contingente de público en la calle, Argentina ha estado en la programación de varios festejos de los Patios cordobeses en distintos años, como también en otra Noche Blanca. El pasado sábado en la plaza de las Tendillas preludió una programación que prometía para la noche-madrugada. Y el comienzo no desmereció, era de suponer, porque a la joven cantaora onubense cada vez la encontramos más lucida, amplia de registros, poderosa y cuajando sus recitales con solvente voz, melodía y la transmisión que el cante demanda.

Así, con un auditorio a tope que ya había soportado varias horas intentando hacerse con un lugar donde mejor contemplarlo, aunque fuese de pie a pesar de que este año había más del doble de sillas, dio comienzo el espectáculo con puntualidad y la presencia de la flamenca en escena, atractivamente ataviada en cada salida durante toda la función. La sonrisa y la simpatía que la caracterizan, junto a gestos y palabras expresando su sincero agradecimiento por volver a tener la oportunidad de venir por Córdoba, enseguida predispusieron al respetable, que de antemano, como luego se confirmó a lo largo del recital, no escatimó reconocérselo. Y esto es así porque Argentina es sabia cuidando la elección del repertorio y cómo venderlo.

El cual inició con una muestra de palos registrados en su último álbum, Sinergia -nominado a los Latin Grammy Awards 2015-, escogidos de la grabación en directo de su obra Un viaje por el cante, primero por bulerías dedicadas al río grande andaluz entre Córdoba y Sevilla, recordando a su autor Manuel Molina, y luego con trilla, toná, martinete y bulerías, estas soporte y guía del amplio recital siempre a endemoniado ritmo; desarrollando el orden a su acomodo, y para quien esto reseña resaltados en función de la calidad que apreció. Allí estuvo la serrana -cante en estos tiempos poco divulgado- dedicada a Romero de Torres, como los abandolaos de Cayetano Muriel y Rafael Rivas, con el macho de liviana de María Borrico, soleares por bulerías jerezanas y de Utrera, seguiriyas de El Torre y cabal de El Pena, garrotín y tangos, milonga y cantiñas del Pinini, romeras, las Mirris y Cádiz.

Y cómo no, los fandangos de su tierra que la audiencia tanto agradeció en un bis que continuó con María la Portuguesa y terminó con más bulerías, en este caso de La Paquera, después de agradecer a todos y en especial a los foráneos llegados de su Huelva y de otros lugares menos próximos que ella mencionó, por su asistencia. Qué más para felicitarse de su actuación, junto al fantástico elenco reseñado. Y no hay que ser quisquilloso: los tiene pero es difícil encontrarle defectos. De modo que dejemos constancia aquí de ello y de su triunfo. Y a muchos de los asistentes, retirándose satisfechos al compás de palmas y pataíta incluida.

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