"El mejor premio que nos pueden dar a los jóvenes escritores es la promoción"

Tania Padilla. Escritora

La autora cordobesa se ha alzado con el Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla por 'La torre invertida', una obra sustentada en personajes femeninos y que mezcla varios géneros literarios

Tania Padilla, ayer, en La República de las Letras antes de la presentación de su novela. / Juan Ayala
Ángela Alba

30 de noviembre 2017 - 08:39

Córdoba/La escritora Tania Padilla (Córdoba, 1985) ha conseguido el Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla por La torre invertida (Algaida), una obra sustentada en personajes femeninos y en la que abarca varios géneros como el histórico, el negro y la metaliteratura. Padilla es licenciada en Filología Hispánica y actualmente trabaja como investigadora en la Universidad de Córdoba (UCO) y en la de Burdeos, donde realiza sus estudios de doctorado. Anteriormente ha publicado las novelas Nosocomio: el diamante negro (2013) y Un secuestro raro (2016), por la que recibió el primer Premio Logroño para Jóvenes Escritores. La autora presentó ayer en La República de las Letras su tercera obra, La torre invertida.

-¿Cómo ha sido el proceso creativo?

-De pequeña iba a Portugal con mis padres y hace unos años volví a Sintra para descubrir la Quinta da Regaleira. En esa visita surgió la chispa porque es un lugar extraordinario, una especie de palacete con unos jardines, un sitio muy mágico con dos torres invertidas que dan nombre a la novela. Son una especie de pozos transitables con ventanas y una escalera. Más allá de construir una novela histórica con esto, me interesaba el simbolismo.

-¿Cuál es el concepto?

-La idea de Carvalho Monterior, el millonario que encargó la construcción de la quinta, y Luigi Manini, el arquitecto que la proyectó, era simbolizar con esas torres el descenso a los infiernos. De hecho, hay muchas referencias a Dante y al poeta Camões, es decir, que hay una lectura alegórica. En mi novela también trato de indagar en la idea de torre invertida como símbolo del útero, de lo femenino frente a lo fálico que puede representar una torre normal. Entonces, he construido una obra donde las protagonistas son las mujeres y donde lo sexual y el concepto de histeria, que etimológicamente remite al útero, están muy presentes. Ellas se ven envueltas en dos triángulos amorosos en los que las asedian esas fuerzas sexuales masculinas; uno está en la trama de primeros del siglo XX y otro en la del siglo XXI.

-Al tener tintes históricos, ¿ha necesitado documentarse?

-Sí, sobre todo por la figura de Fernando Pessoa, que aparece en la novela. Retratar a una persona tan extraña como fue Pessoa y que tiene tantas máscaras -porque siempre se camufló bajo sus heterónimos- era un reto personal y algo que siempre causa mucho reparo. He intentado reconstruir su figura a través de sus Diarios y del Libro del desasosiego. También aparecen como personajes el último monarca portugués en el exilio y los artífices de la Quinta. Hay muchos personajes históricos que se mezclan con otros inventados.

-¿Esa atracción por Pessoa es anterior a esta novela?

-Sí, más que por la figura de Pessoa, por la idea del poeta. En una novela anterior ambientada en la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba también introduje a Luis de Góngora. Me interesa la figura del artista y en La torre invertida hay tres. Es una obra muy metaliteraria y además en ella, de la misma forma que el arquitecto está construyendo su edificio, la protagonista escribe su novela en el presente.

-Esa idea del arte que rompe fronteras es la base de la Fundación Antonio Gala, donde fue residente.

-Sí, no olvido esa experiencia, fue muy enriquecedora. Una de las novelas que tengo publicada salió de allí y la idea de otras que escribí posteriormente. Le debo mucho a esa casa y sobre todo al concepto que Antonio Gala propone de fecundación cruzada, ese concepto transversal de la creación que a mí me gusta tanto.

-¿Cuándo escribió La torre invertida?

-Empecé hace cuatro o cinco años. La novela ha necesitado mucho tiempo de documentación porque la trama es compleja. A mí me interesan las pasiones humanas y las emociones más que toda la trama histórica, pero quería ambientarla bien y que tuviera datos históricos que pudieran suscitar la curiosidad del lector. También ha habido épocas en las que he tenido que compaginar su escritura con el trabajo en la Universidad.

-¿Qué significa este premio para usted?

-Estoy contentísima. No tanto por la cuantía económica, que está muy bien, sino por la visibilidad que te da: la novela está bien distribuida, se edita en pasta dura y es un producto muy bien acabado que puede resultar atractivo para el lector. Cuando no eres un nombre conocido o estás empezando, es fundamental que la gente se tope con tu novela, surja la primera curiosidad y eso te lleve a ganar lectores.

-Desde su experiencia, ¿cómo es el nivel de los nuevos escritores?

-Tengo muchos compañeros de la Fundación Gala, fundacioneros, como nos llamamos entre nosotros, y creo que en la actualidad el nivel de la narrativa es excelente. Es decir, se está haciendo un poco de todo desde distintos ángulos. El primer problema es la dificultad de vivir de la literatura y el segundo que parece que los medios sólo dan cobertura, sobre todo los suplementos culturales, a las novelas de gente conocida, a los mismos de siempre. Sin embargo, alguien de 30 años puede estar capacitado perfectamente para hacer una buena novela. Es una pena que estos compañeros no tengan acceso a esos medios. El mejor premio que nos pueden dar a los jóvenes escritores es la promoción y una buena distribución, que podamos llegar a todas las librerías, que no sea una rareza comprar un libro nuestro.

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