Y la puerta grande se abrió

Manuel Carrasco se entrega a su público en una noche mágica en su concierto de presentación de 'Bailar el viento' en la Plaza de Toros

Manuel Carrasco, el sábado en su concierto en la Plaza de Toros.
Manuel Carrasco, el sábado en su concierto en la Plaza de Toros.
Anabel Calero Córdoba

16 de mayo 2016 - 05:00

Tú viniste a mi encuentro / y como si fuera un sueño / mi puerta grande se abrió. Esta es parte de la letra dedicada a Córdoba con la que Manuel Carrasco elevó su concierto del sábado en la Plaza de Toros a uno de esos encuentros que el espectador tardará en olvidar. Vaya si se abrió la puerta grande de Los Califas. Si ya había sido una noche mágica, con un Carrasco entregado y un coso hasta la bandera respondiendo a cada gesto, al filo de la medianoche el artista terminó de llevarse al público al bolsillo cantando una letra dedicada a la ciudad que, confesó, había escrito sólo unas horas antes en el vuelo de regreso de Argentina. "Yo es que a estas horas me pongo flamenco", dijo, y empezó a sonar la guitarra y la caja... En una noche cualquiera me imaginé de tu brazo / con la Mezquita de fondo / y hasta temblaban los arcos / Ay Córdoba mía / mi boca no se atrevía / pero qué bonito fue pensarlo. La plaza se caía.

Lo cierto es que no había hecho falta llegar prácticamente al final para encontrar a un público entregado. Había ganas de ver a Manuel Carrasco, que ya había pasado por el Gran Teatro y la Axerquía, en un gran formato como la Plaza de Toros. Con todo vendido desde hace más de un mes, la entrega estaba garantizada. Fans venidas de Lanzarote, de Madrid, de Jaén, de prácticamente todos los municipios de la provincia. Jóvenes, novios, amigos, familias enteras con entradas compradas desde enero y esperando como agua de mayo ese momento. "Os tengo que decir que no hay ahora mismo otro sitio en el que me gustaría estar que no fuera Córdoba", dijo Carrasco al principio y ya no hizo falta nada más. Tambores de guerra abrió el espectáculo con el que presentaba Bailar el viento y que tuvo una primera parte más movida en la que también intercaló temas anteriores como Y aprieta. Poco a poco se fueron desgranando todos los éxitos como Sígueme, Uno por uno o Mujer de las mil batallas, la canción "más especial que he escrito".

Extraordinario el momento a piano en el que Carrasco brilló especialmente con Qué nos estápasando o Libre e inolvidable la magia que se creó en la plaza con uno de sus temas más conocidos y que más resume su esencia, No dejes de soñar. No faltaron las referencias al Carnaval con un Soy afortunado que se ha convertido casi en un himno y hubo que esperar a los bises para escuchar Ya no, el tema con que abrió su último disco y que se ha convertido en uno de sus mayores éxitos. Y para terminar toda una declaración de intenciones "de siete chavales que sólo queremos hacer música", Siendo uno mismo. Algo más de dos horas de show que, sin embargo, dejaron con ganas de más, como siempre pasa con el onubense. Si hubiera que poner alguna pega, quizá no se entendió demasiado que los asientos en pista estuvieran marcados con sillas numeradas. Así no se ve un concierto de Manuel Carrasco, la verdad, aunque también es cierto que los asientos se usaron más bien poco y los espectadores decidieron pasar la mayor parte del concierto en pie.

"Lo que ha pasado esta noche se quedará en mí para siempre, estaré soñando unos cuantos días, gracias", dijo Carrasco. Y nosotros también.

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