La minuciosa recuperación del Salón Rico de Medina Azahara
Patrimonio
Centímetro a centímetro, ataurique a ataurique, la principal joya del conjunto arqueológico Patrimonio de la Humanidad recupera su majestuosidad
La reconstrucción de la estructura empezó en el año 1950 de la mano de Félix Hernández
Medina Azahara inspira la joya-insignia de Córdoba
Córdoba/Centímetro a centímetro, ataurique a ataurique, el Salón Rico de Medina Azahara de Córdoba, principal joya del conjunto arqueológico Patrimonio de la Humanidad, va recuperando toda su majestuosidad gracias a un trabajo minucioso de recuperación debido a la singularidad de su decoración ideada por maestros artesanos hace más de diez siglos. Ubicado en el jardín alto del conjunto arqueológico, una zona de más de dos hectáreas que conformaba el "espacio civil más importante del Califato Omeya", el Salón Rico se ideó como un edificio de representación política donde el califa Abderramán III recibía "las salutaciones de las embajadas" que acudían a la ciudad levantada en el siglo X, según explica Antonio Vallejo, director de Medina Azahara.
La excavación del Salón Rico comenzó en 1944 a cargo del arquitecto e investigador Félix Hernández, quién de inmediato entendió que se trataba de "un sitio principal dentro de Medina Azahara", aspecto que constató con los primeros trabajos en los que "aparece un volumen de material decorativo enorme" junto a un edificio "muy mutilado y muy castigado por el expolio". "Los restos arquitectónicos son desiguales ya que en la parte de cabecera el edificio conservaba una altura de seis metros, pero a medida que nos íbamos hacia la fachada la altura original iba desapareciendo, pero en cambio se conservaban decenas de miles de fragmentos de la decoración arquitectónica", explica Vallejo.
Ingente cantidad de material decorativo
Esa ingente cantidad de material, que "no tenía sentido llevarlo a un museo y almacenarlo", lleva a Hernández a plantear la idea de que "debidamente recompuesto" debía servir para "conocer mejor la planta del edificio, conocer los alzados e investigar en las composiciones y en las formas decorativas del califato". De esta manera, en 1950 comienza la reconstrucción de la estructura arquitectónica, si bien años antes Hernández ya había empezado "con esa enorme, inteligentísima y arriesgada tarea de recomponer el material decorativo, el ataurique (ornamento característico del arte islámico) del que exornaba las paredes del edificio", relata Vallejo.
"La singularidad del edificio radica en que tiene tal riqueza decorativa, de composiciones y de elementos decorativos que forman esas composiciones que hace que muchas veces no haya una correspondencia exacta entre los elementos decorativos que están a un lado de los ejes de simetría de los grandes tableros con los de la otra mitad", explica el director de Medina Azahara. Eso genera una "dificultad grande de cara a la investigación y a la recomposición", pero por otra parte supone "una explosión de formas decorativas nuevas" que realmente hace de este edificio "uno de los conjuntos más importantes de toda la decoración islámica del momento".
En el interior del edificio hay elementos singulares en los arcos, como las dovelas o las enjutas, que "no se pueden reproducir porque cada uno de ellos es singular, es distinto aún cuando compartan criterios comunes, como por ejemplo la estructura simétrica de muchas de sus composiciones". Sin embargo, los elementos que conforman esas estructuras simétricas "son diferentes" y eso hace que "solo se pueda colocar el material original", de tal forma que el resto que no se tenga "quedará liso", expone Vallejo.
'Abierto por excavación'
En cambio, en aquellos elementos "repetitivos y lineales", como puede ser el conjunto de cenefas que se van componiendo "en los distintos registros decorativos de la fachada" y "los alfices", sí se están realizando "elementos de reposición para poder completar visualmente todo lo que falta para poder tener una visión general de la fachada, con independencia del número de piezas que faltan, que es importante".
Y esa "minuciosa" recuperación de la decoración se extiende a esas "reproducciones" que se distinguen del original en tres elementos; en un cambio de nivel al estar más bajo que el material original; en la simplificación decorativa, con todos los materiales originales horadados frente a la simplicidad de la reposición; y el uso de "morteros acrílicos que garantizan la exposición a la intemperie" frente a la piedra original.
Todo este proceso de restauración se puede observar de forma controlada dentro del programa de visitas guiadas denominado Abierto por excavación en las que se explica "el proceso seguido en la restauración, los criterios que se están utilizando, cómo realizamos la diferencia entre los materiales originales y los materiales de reposición, además de la función del edificio", explica Vallejo. Un proceso de recuperación del espacio que es continuo y que seguirá con la reforma de "desagüe de la cubierta" para que no afecte a la fachada, para luego centrarse ya en el interior con el gran reto de "terminar la contrafachada e ir dando remates a las zonas que aún quedan sin la reposición decorativa" y que el Salón Rico de Medina Azahara vuela a lucir toda su majestuosidad original.
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