De los 13 siglos de Al-Andalus a Picasso, Warhol y Shakespeare
Así es el programa que Córdoba presentó en su candidatura a la Capitalidad Cultural Europea de 2016 en el que se mezclan historia, vanguardias y muchos actos en la calle
Un chorrito de historia, dos de vanguardias, literatura, congresos, exposiciones, cine y mucha actividad cultural relacionada con los nuevos lenguajes, sobre todo tecnológicos. Ese es el cóctel de actividades que proponía Córdoba en su dossier de candidatura, que ya como objeto de coleccionista, puede consultarse, por ejemplo, en la web de El Día. El documento establece hasta 150 actividades, muchas de ellas salidas de una convocatoria pública, que se ordenan en torno a tres grandes bloques: el Paradigma de Córdoba (sobre diálogo cultural entre civilizaciones), Euroconectores (sobre lo común y las especificidades de Europa) y La ciudad y los días (sobre el hecho urbano).
Entrando en materia, y aunque no refleje la totalidad del programa, una serie de actividades conmemorativas e históricas conforman una parte del programa cultural. En 2016 se celebran los 13 siglos de Al Ándalus. Con este motivo, se pretendía desarrollar una magna exposición sobre la cultura andalusí con socios como instituciones especializadas en arte islámica. El dossier titula la exposición como Córdoba, capital de Al Andalus 716-2016. El programa cultura establece un amplio abanico de propuestas relativas al diálogo entre civilizaciones, con especial incidencia en el Mediterráneo Sur. Además de iniciativas ya conocidas como los Encuentros Averroes (que pretendían explorar los conflictos en el Mediterráneo), un congreso sobre ciencia andalusí, exposiciones sobre el Magreb e iniciativas para difundir la formación de la imagen de Oriente en Occidente.
Parte del programa no es estrictamente cultural sino que explora vías relacionadas con el pensamiento y la política. En Córdoba, se quería organizar la Conferencia Internacional sobre El Diálogo Mundial, encuentro de expertos en distintos ámbitos. Se pretendía instaurar el Premio Maimónides-Averroes al diálogo intercultural.
La candidatura disponía de un robusto programa literario, probablemente de lo más atractivo del proyecto (teniendo en cuenta que no se entran en grandes detalles sobre aspectos como la programación musical). Una de las iniciativas más relevantes es la conmemoración de una fecha, 1616, año en el que fallecieron tres personalidades que han marcado la literatura: Shakespeare, Cervantes y el Inca Garcilaso. La propuesta era crear un encuentro de escritores en inglés y español de los cinco continentes para hablar sobre las referencias mutuas as. El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa participaría en un encuentro con traductores de su obra mientras se formaría talleres en los barrios para hacer accesible su narrativa. Góngora también se encuentra en el programa por medio de acciones para reivindicar su obra usando las nuevas tecnologías.
Pablo Picasso aparece en numerosas partes del dossier. Hasta tres acciones aparecen ligada a la figura del malagueño. Una exposición pretendía abordar la paloma de la paz, un icono mundial, cuyos primeros trazos se dibujaron en Wroclaw, Polonia, capital cultural europea de 2016. Un acuerdo con el museo Picasso malagueño pretendía organizar dos grandes actos: una de las cosedes (la otra estaría en Málaga) de la exposición Picasso-Beuys-Warhol sobre tres pintores de gran trascendencia y una exclusiva de Picasso sobre su relación con los movimientos artísticos de la Europa del Este. Una propuesta con muy buena pinta era una muestra monográfica sobre el dadaísmo, que incluía un cabaret portátil como elemento de divulgación en los barrios. Una curiosidad del dossier de la Capitalidad es que propone un festival sobre Eurovisión, que por cierto es una de las instituciones continentales más antiguas.
La programación no se centra en artistas muertos. Buena parte del programa se encuadra dentro de una iniciativa que se podría llamar de vanguardia, con nuevos lenguajes y varias acciones con un cierto aire pedagógico. El proyecto intentó montar un Festival Europeo de las Artes Escénicas con los centros más influyentes en la materia, indagar en la música callejera por medio de un certamen específico o Lab-music, una plataforma de difusión de sonoridades y estéticas, asentada en el C4. Además, se proponía crear el Festival Artes en Movimiento (de la danza al circo) y reunir en la ciudad a los laboratorios teatrales más influyentes. Un guiño a la lírica europea popular pretendía coproducir espectáculos de zarzuela, ópera cómica o cabaret.
Una parte específica del proyecto se ciñe a los movimientos más jóvenes como workshops sobre artes visuales, un encuentro europeo de grupos teatrales universitarios, un certamen sobre cómic europeo y un festival internacional dedicado al juego y al videojuego.
El dossier apostaba por mucha calle y el uso de espacios que van entre lo público y lo privado. Los patios -se quería invitar a 27 artistas para otros tantos recintos- o las tabernas pretendían convertirse en escenarios constantes para la cultura. Asimismo, la Capitalidad pretendía repartirse por los barrios mediante una serie de iniciativas centradas en artistas jóvenes que usan la imagen en sus distintos formatos.
Uno de los elementos más curiosos del programa se encuentra en torno al mundo del caballo. Se pretendía montar una exposición dedicada al caballo con obras de Velázquez, Delacroix o Gericault así como objetos procedentes de colecciones en Europa, América y el mundo árabe. Además, se apostaba por traer a Córdoba a las seis escuelas de arte ecuestre más importantes del mundo.
El flamenco y el mundo gitano formaban parte del programa cultural, valorado en 50 millones de euros (el presupuesto de 113 millones comprende desde 2012 hasta 2016 con una serie de actividades culturales preparatorias), la mayor parte de procedencia pública. El proyecto fomentaba la presencia de la mezcla, de los jóvenes valores y de la enseñanza tanto del espectador como de nuevos valores.
El dossier recoge las actividades habituales de la vida cultural de la ciudad aunque corregidas y potenciadas. Algunas de las cifras sorprenden por sospechosamente altas como la inversión de 168 millones de euros en infraestructuras culturales. Muchas de las actuaciones son las que vienen recogidas en documentos como el Plan General de Ordenación Urbana o en iniciativas que se han aprobado después, como la Ronda Norte, que por sí misma cuesta 220 millones de euros. El dossier recoge un planteamiento específico para el río, la Ribera Cultural, que se convertiría en el gran escenario a cielo abierto. Eso no pasará.
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