Brics ampliado

Arabia Saudí, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán se unen a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica para conformar un Brics ampliado, cuya población es casi la mitad del planeta, aunque el peso económico solo supera ligeramente la tercera parte. El mundo ya no será igual, según Lula da Silva, después de la cumbre de la pasada semana en Johannesburgo (Sudáfrica) porque la dimensión económica del nuevo bloque ya es mayor que la del G7 (siempre que se mida en paridad de poder de compra).

Un potente bloque, sin duda, pero con una casuística interna tan diversa y compleja que lo primero que se viene a la cabeza es que las dificultades que hasta ahora han tenido para conseguir logros relevantes para sus intereses, se van a multiplicar con la ampliación. Por señalar algunas de las más evidentes, Arabia Saudí e Irán son potencias regionales en conflicto en Yemen, Iraq o Siria, cuya rivalidad se mantiene pese al acuerdo de reconciliación impulsado por China el pasado mes de marzo. Arabia y Emiratos son aliados de Estados Unidos, lo que abre un importante interrogante sobre las expectativas de países como Rusia o Irán sobre la formación de un bloque alternativo a la hegemonía política occidental. Por último, y por simplificar, los problemas internos individuales hacen difícil imaginar estrategias políticas que resulten satisfactorias para todos. Guerra en Rusia y Etiopía, crisis financiera en Argentina, ralentización del crecimiento y hundimiento del sector inmobiliario en China, que mantiene abierto su disputa fronteriza con India. Son sólo algunos ejemplos actuales de la difícil expectativa de cohesión interna, que podría empeorar en un futuro próximo. Una idea de la dificultad para caminar juntos es que nada se indica en el comunicado final de la cumbre sobre la reforma del sistema monetario internacional, la crisis del clima, las migraciones o la pobreza y los conflictos armados en África.

Uno de los obstáculos más probables es el choque entre objetivos estratégicos. Mientras que el interés para países como Rusia o Irán puede estar en una alternativa política al bloque occidental, en otros, como Argentina, India o Brasil la prioridad puede estar en un nuevo orden económico internacional que deje de bloquear sus expectativas como país. Por otra parte, China se consolida como líder indiscutible del grupo, mientras que India, con una población similar (1.408 millones), aspira legítimamente a convertirse en la tercera potencia económica mundial y compartir con China, aunque por otros procedimientos, el liderazgo Brics.

En el lado opuesto, también Estados Unidos ha reforzado su liderazgo, tras las dificultades en la UE con la guerra de Ucrania, de manera que no solo aumentan las expectativas de polarización ente bloques, sino también la fortaleza de los liderazgos. Ninguna de las dos son buenas noticias para la estabilidad política y económica internacional e invitan a una reflexión urgente sobre el futuro de las relaciones globales y el papel de las instituciones en las que descansan (FMI, G20 o Naciones Unidas). Sobre todo porque si los Brics se han ampliado con seis nuevos miembros, las peticiones de entrada eran bastante más numerosas.