Vero

La más severa y ordenada participante que vieron las cocinas de MasterChef, la gaditana Vero, ha dicho adiós de forma precipitada, entre lágrimas contenidas y pasmo general. Momento Magdalena. La de Rota, única andaluza de estaa edición, estaba claramente entre las favoritas y en entregas anteriores su organización en los equipos de exteriores permitió la salvación colectiva.

En esta ocasión la prueba en una helada estación de esquí en León, a doce bajo cero de sensación térmica, fue un problema y después los nervios de Vero, la presión de verse en el abismo, le pasó factura. Todo lo contrario de Ofelia, que sobrevive s sin un rasguño y que incluso rozó el pin de inmunidad. Es copiona, insufrible, chirriante, pero la de Santiago es más bien una participante de Supervivientes y supera hasta los encontronazos con Pepe Rodríguez.

Y Vero, tensa en el cadalso con una cara hacia Jordi convertida en meme, no supo sobrevivir a su presión, al agobio de ponerse a prueba, al límite, y se equivocó en su plato de bacalao, con el pescado pasado de cocción y una salsa de anchoas que no sabía acompañar a la vianda. Mal ejercicio y eliminación. Pero, eso sí, le espera la repesca donde, como pasó ya en Maestros de la costura, volverá a tener la oportunidad de incorporarse al fuego y, quién sabe, hacerse merecedora de este título que se le ha esfumado.

Se salvó por los pelos otra de las favoritas, la manchega, María, haciéndose un lío con un bizcocho sin levadura. MasterChef nunca garantiza la confianza y varios de los favoritos, como Alicia o el crecidito Arnau, se vieron condenados a disputarse esta eliminación.

Esa prueba de final era con recetas de emergencia, con contados ingredientes de la nevera, prueba a la que se sumó el jurado Jordi Cruz para hacer exhibición de sus recursos.

Sin Vero, tan eficaz, y con María en crisis, Amelicious y Meri, dentro de sus perfiles flower power, parecen tomar posiciones al más puro estilo Tamara de cara a una lejana y afilada victoria.