Roberto Scholtes

El canario en la mina

05 de agosto 2023 - 00:15

La agencia Fitch ha rebajado esta semana la calificación crediticia de la deuda federal de Estados Unidos desde el máximo de AAA hasta AA+, citando la deteriorada dinámica presupuestaria (aún con déficit próximos al 5% del PIB), la rápida acumulación de deuda pública (casi en el 100% del PIB) y una “erosión en la gobernanza” fiscal dado el bloqueo en el Congreso.

Puede parecer una anécdota sin mayores consecuencias, como la que siguió a la retirada de la máxima nota por S&P’s allá en 2011. Pero, desde nuestro punto vista, es una primera alerta sobre las consecuencias de las agresivas políticas fiscales acordadas, primero con la pandemia, y después por la invasión de Ucrania. Quedan atrás los años en los que los tesoros se financiaban a tipos nulos o incluso negativos, lo que reaviva las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda.

Ahora, la fuerte subida de los tipos y el final de las compras de bonos por los bancos centrales comienzan a encarecer el servicio de la deuda, detrayendo cada vez más recursos tributarios. A la larga, se acabará traduciendo en una combinación de subidas de impuestos, recortes de gasto público y la exigencia por los inversores de rentabilidades más altas en los bonos gubernamentales.

Evidentemente, la deriva fiscal no está siendo un fenómeno exclusivo de EEUU, y quizás el Reino Unido sea la gran economía con mayor riesgo de rebaja de su rating (ahora en AA). Sin embargo, la amenaza parece más lejana en España (A) e Italia (BBB), con calificaciones menos generosas y cuyas largas vidas medias de la deuda (casi 8 años) retrasará el impacto sobre las cuentas públicas de los mayores tipos de interés.

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