Francisco Andrés Gallardo

Privilegios

Visto y Oído

20 de julio 2024 - 03:07

Con esta selección estamos confiados en que habrá que celebrar algún próximo título más. Así que cuando llegue el momento se deberá planificar mejor cómo lo van a festejar de cara al público. Si se pueden omitir cosas que nos vayan a causar más problemas diplomáticos, que con el actual ministro en ocasiones ya tenemos suficiente, mejor. No hacía falta recordar Gibraltar en una victoria a los ingleses aunque a todos, sinceramente, nos mueva por dentro la tentación. Vaya en descargo de Rodri que era su respuesta, algo desproporcionada, a un vídeo que rulaba por las redes. Y a saber lo que habrá aguantado por los feos páramos de Manchester. Y lo que le queda. De haber ganado los ingleses habríamos tenido que aguantar una riada de impertinencias, arrogancias históricas que afloran en cosas así.

Como toda celebración que se deja a la inercia de las bebidas (hacía mucho calor en Madrid el otro lunes, la verdad) se desatan furores y amores y como espectáculo televisivo en sí distaba de ritmo y coherencia. Pero como fiesta colectiva por sentirnos unidos y a gusto diremos que no estuvo mal. A ver si se repite dentro de dos años. También hubo momentos ejemplares y emocionantes aunque se carguen las tintas en los gestos de Carvajal, el que nos guiñaba en el himno para decirnos que todo iba a ir bien.

El madridista pudo evitarse la ostentación de menosprecio al presidente en una recepción en su casa. Pero después aparecen los socios de Sánchez y terminan dándole la razón. Los independentistas no saben tener delicadeza en sus momentos de envidia cuando contemplan felices al resto del país. No tienen bastante con lo que logran en las negociaciones. Tienen que arrojar sus palabras de aldeanos para jactarse de que los logros que se consiguen en nombre de España no les representan y los tuercen para generar división de la que tan bien viven. La selección, las selecciones, nos seguirán haciendo felices. Rufián, Otegui, Puigdemont tendrán que enjugarse su rencor mascando privilegios.

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