La Gloria De San Agustín

Que ya estamos aquí

Rafalete

01 de septiembre 2024 - 03:09

Sigue haciendo calor, pero las noches se han mejorado mucho, o eso es lo que yo he sentido desde que he vuelto a mi Córdoba bendita, y a mi San Agustín colosal, después de haber pasado todo el mes de agosto en el chalet de un amigo del barrio, con Soraya y Cayetano. Lo hemos pasado en grande, pero tela.

Aunque el resumen del mes es muy fácil: caminatas con la fresca, huerto y cocina, largas siestas, piscina a todo lo que da, y pedazo de noches viendo las estrellas y charlando. Eso es lo que hemos hecho, y poco más, y nos lo hemos pasado de maravilla, pero mejor que bien. Mira que en los concursos esos de la tele de convivencia se pelean y se dicen de todo, pues nosotros hemos vuelto más amigos, pero mucho más, que no hemos tenido ni un rozoncillo, que se dice pronto. Pues ni eso.

Y es que con Soraya y Cayetano se puede ir hasta el fin del mundo, de verdad, que a buena gente no hay quien les gane. Y vaya gente con ganas de charlar, de hacer cosas, de pasarlo bien, que eso es más importante de lo que imaginamos, pero mucho más. Que hay quien es aburrido de nacimiento y eso es de lo peor que te puede pasar en la vida, me parece a mí. Vaya tomates hemos recogido, que todos los días hemos hecho gazpacho o salmorejo, todos, que vengo con vitaminas para pasar siete inviernos, y menudos calabacines da ese huerto, vaya tamaño, que yo no sé la de recetas que se ha inventado Soraya, y cada cual más rica, que no nos hemos aburrido de comer. Que lo hemos pasado muy bien, ya está, que si me pongo con los detalles le tengo que decir a Raquel, la directora, que me deje medio periódico, por lo menos, y puede que me quede corto.

Y otra cosa que hemos disfrutado en el chalet de Trassierra es que hemos podido ver los partido de nuestro Córdoba, los dos que llevamos hasta ahora. Con el Mirandés no merecimos perder, pero yo creo que nos vino bien para aprender la lección, y es que en Segunda se pagan caro los errores y hay que estar muy atentos. Y contra el Burgos, en nuestro regreso al Arcángel, hay que reconocerle algo a Iván, el entrenador, que cuando íbamos ganando, en vez de quedarse atrás, defendiendo el resultado, le dijo al equipo que para adelante, a seguir atacando. Eso no lo hacen todos los entrenadores, hay que reconocerlo. Y luego pasó todo lo que pasó, para que el punto nos supiera a gloria, un puntazo gordo, vamos. En fin, que ya estamos por aquí, con ganas de amigos y de nuestra Córdoba bendita. Con la Velá a la vuelta de la esquina, que parece que las fiestas nos estaban esperando. Y que no falten.

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