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Yo soy muy de tradiciones, ustedes ya lo saben, y siempre he puesto el árbol y el portal de Belén coincidiendo con la Inmaculada, así que hoy toca, que ya lo tenemos todo preparado en casa de mi hermana. Ahora es más cómodo que antes, pero mucho más, que lo tenemos todo guardado en un armario, lo sacamos de año en año, y lo instalamos en un periquete. Aunque lo de antes también tenía su cosa.
Hay que reconocerlo porque era así. Aunque seamos sinceros, cuando yo era nene lo del árbol de Navidad no existía, eso vino después, pero mucho después, y ya lo ponen en sus casas hasta los que protestan por Halloween, el Black Friday y las pizzas, que eso es así y nadie me lo puede discutir. Yo creo que nos llegó lo del árbol de verlo en las películas de los americanos, digo yo, como tampoco existía Papá Noel, que ni sabíamos quien era este hombre vestido de rojo. Hasta que llegó para quedarse, y aquí sigue, que anda que no se nombra ya en estas fechas y anda que no se hacen disfraces que nos ponemos todos. Y tampoco hay que enfadarse, que los españoles somos así, es la verdad, de celebrar mucho, pero mucho, y de todo un poco.
Cuando empezamos a poner los árboles, mejor no recordar la que liábamos en la sierra, que la dejábamos pelada de todo lo que nos llevábamos. Pero tela. La verdad es que éramos un poco bestias y arrasábamos por donde pasábamos. Que cogíamos pinos, musgo, campanillas y todo lo que se pusiera por medio, que anda cómo venían los maleteros de los coches, que eso lo hemos visto todos. Menos mal que llegaron los árboles de plástico y las multas, que estaríamos ya sin sierra me parece a mí, que se nos iba mucho la mano.
Que lo natural es más bonito, que sí, que eso no hay quien lo niegue, pero cuando lo bonito es a costa de hacerle pupa a nuestra sierra como que no lo es tanto y no merece la pena, me parece a mí. Además hay árboles de plástico que tienen su cosa, que el que ponemos en casa de mi hermana tiene su historia, que ya me he acostumbrado y queda mejor que bien. Lo que es bonito es el portal que pone mi cuñado, que se tiró dos o tres años pintándolo, con su betún de Judea y su pan de oro y todas sus cosas, que se le ha quedado muy bien. Nadie diría que es de escayola, porque no lo parece, de verdad, una cosa.
Pues puesto el Belén ya vamos a estar abriendo la caja de mantecados, que ya llevo unos cuantos comidos, que siempre empiezo antes de tiempo. En fin, que me gusta mucho la Navidad, lo reconozco, y que son muchos los recuerdos que me quedan, y que les iré recuperando estos domingos, si me acuerdo.
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