Ana Orantes

19 de diciembre 2019 - 02:40

El 4 de diciembre de 1997, una granadina que entonces tenía 60 años, Ana Orantes, tuvo el coraje y la valentía suficientes para contar en un programa de Canal Sur su historia, una historia que es estremecedora para todo ser humano con un mínimo de sensibilidad que la escuche. Ana contó que vivió cuatro décadas subyugada a un marido alcohólico y agresivo -José Parejo, con quien se caso a los 19 años-. Explicó como éste la sometía a malos tratos con frecuencia, tales como agarrarla del cabello para estrellarla contra una pared, propinarle patadas en el estómago, puñetazos, puntapiés, gritos, ofensas verbales o hasta sentarla en una silla para ser sacudida con un palo hasta obligarla a darle la razón. Cualquier motivo era "razón suficiente" para ello -como cocinar la comida muy caliente o demasiado fría-. A veces, incluso, después de maltratarla, ese demonio inhumano le rogaba entre lágrimas que lo perdonase, prometiéndole falsamente que no la volvería a lastimar. Ana contó que no solo ella sufría ese martirio. Sus ocho hijos, tres mujeres y cinco varones, habían crecido entre maltratos, desprecios y villanías, a parte de ser testigos directos de las crueldades de su padre. Esa confesión le acabó costando la vida. El 17 de diciembre de 1997, casi dos semanas después de la retransmisión de la entrevista televisada, su maltratador la asesinó rociándola de gasolina y prendiéndole fuego.

Como bien dijo después quien la entrevistó, la periodista Irma Soriano, "Ana fue la voz de la conciencia de un país que no estaba preparado para escuchar su historia, que era la de tantas miles de mujeres. Ella contó aquello que nadie quería oír". La historia de Ana generó dentro de la sociedad española gran repercusión y visibilización de la violencia machista, y como consecuencia, la remodelación del Código Penal. Con Ana empezó la lucha en serio contra esa lacra que se ha llevado por delante a más personas en España que el terrorismo. La historia de Ana es también la historia de muchísimas mujeres cuya vida ha sido y es un infierno por culpa del maltrato, historias frente a la que ningún ser humano debería ponerse de perfil. Ahora que se cumplen 22 años de su asesinato, los padres de una alumna del instituto Luis Carrillo de Sotomayor, de Baena, han llevado al juzgado al tutor de su hija al no estar de acuerdo en que la menor visionara el vídeo de la historia de Ana, emitido durante las actividades llevadas a cabo por el centro por el Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer. El tutor ha declarado en calidad de testigo en un caso que no tiene pies ni cabeza, porque no tiene pies ni cabeza oponerse a que se eduque- en pleno siglo XXI y en España- a los menores en igualdad y en el respeto. Mal vamos si acabamos llevando el enfrentamiento a las aulas desde un determinado grupo político que ve fantasmas adoctrinantes donde no los hay. Mal vamos si hay quien se pone de perfil ante historias como las de Ana.

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