Aniversario del 27-M

Editorial

HOY se cumple un año de la celebración de las últimas elecciones municipales, una cita con las urnas que supuso una llamada de atención para las fuerzas de izquierda en Córdoba. IU vio cómo la sangría de votos experimentada en el conjunto del Estado no se pudo sortear en una ciudad que hasta el momento se mantenía como la tabla de salvación para un partido malherido en cuanto a respaldo social. Así, Rosa Aguilar bajó alrededor de 15.000 votos en unos comicios que supusieron su derrota electoral. El PSOE, por su lado, no logró levantar el vuelo y se mantuvo en los cuatro concejales heredados de 2003. En cualquier caso, las negociaciones en los despachos permitieron un pacto entre ambas formaciones que mantiene a Aguilar en la Alcaldía con los votos de sus socios socialistas, un acuerdo que llegó in extremis después de situaciones tensas que incluso hicieron pensar en su inviabilidad. Además, IU y PSOE esgrimieron una y otra vez el argumento de que la ciudad había votado mayoritariamente a la izquierda, por eso de que los votos de los dos juntos superaban a los del PP. Los populares se quedaron, de este modo, relegados de nuevo al papel de oposición a pesar de que rozaron la absoluta. Desde que se dibujó este escenario hasta ahora, el pacto ha dado lugar a no pocas situaciones de crisis interna entre los socios que, pese a todo, no ha llegado a mayores pero que sí lleva a preguntarse si, en ocasiones, la gestión es posible con tantas chinitas en el camino. Además, la desmembración de IU, que anda inmersa en un proceso de renovación o muerte, no ayuda a transmitir una imagen de tranquilidad y cohesión a la labor institucional, algo a lo que contribuyen los eternos rumores de la marcha de la alcaldesa y los frenazos a proyectos que se consideraban necesarios para la ciudad, como el Palacio del Sur. Tampoco es positiva ni lógica la estrategia del PSOE, cuyas declaraciones al margen del discurso del equipo de IU les presenta a veces más como oposición que como parte del gobierno. El PP, con Nieto compartiendo tarea en Córdoba y Sevilla como valor en alza de su partido, aún no tiene rodado un equipo con muchas caras nuevas y con una estrategia que no acaba de ahondar en los asuntos de la ciudad con la profundidad y contundencia que cabría esperar.

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