Cambio de sentido
Carmen Camacho
¡Oh, llama de amor propio!
En el mundo global que nos ha tocado habitar -donde lo inmediato deviene instantáneo con cierta frecuencia- no puede pasarnos desapercibido uno de los más importantes acontecimientos culturales del mes en nuestra ciudad. Obviamente, aludimos al acto de Apertura de Curso de la Real Academia de Córdoba. Posiblemente, la actual edición haya resultado menos solemne. La pandemia, con sus letales consecuencias, manda.
Así y todo, la ceremonia contó con la asistencia de un centenar de personas, y entre las que cabe destacar la del alcalde de la ciudad, señor Bellido. No estaba exento de justificación, a juicio de Las Tendillas, el interés del público por conocerlo de primera mano.
Por parte del secretario de la Corporación Académica se ha hecho balance del año transcurrido -38 sesiones- y se ha dado cuenta de las jornadas dedicadas a los músicos cordobeses de ayer y de hoy, a los barrios de Córdoba en la historia de la ciudad o al Patrimonio de la Humanidad, como también a las nuevas publicaciones, y a su Boletín, próximo ya a cumplir cien años.
En la apertura del Curso Académico, es tradicional que un académico numerario pronuncie un discurso sobre algún tema de interés general. El de este año ha corrido a cargo de Manuel Peláez del Rosal, que ha disertado, brillantemente, sobre "Libertad, estilo y usos peregrinos: Una experiencia histórico-jurídica periclitada". El conferenciante glosó los ordenamientos del Colegio cordobés de la Asunción y del Colegio granadino de San Bartolomé y Santiago, la biografía de sus fundadores, el doctor Pedro López de Alba, médico del emperador Carlos V, y el licenciado don Diego de Ribera, oriundo de familia cordobesa, poniendo de relieve la fuente escrita en virtud de la cual las Constituciones granadinas (S. XVI) cuyo espíritu aún perdura, fueron un trasunto de las cordobesas (S.XVI).
El acto de apertura de curso se cerró con un revulsivo parlamento de su presidente, José Cosano que, entre otras… consideraciones, dejó constancia, una vez más, de la acuciante necesidad de la vuelta de la Academia a su antigua sede de la calle Ambrosio de Morales, de propiedad municipal.
Deseamos que la petición del señor Cosano no caiga "en saco roto". Y hacemos votos por que el Curso objeto de inauguración alcance sus objetivos, sin las limitaciones que la pandemia impone. Amén.
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