Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Cambio de sentido
No!", exclamé, con voz de juez de tenis, cuando Juanma Moreno, al comunicar su nuevo Gobierno, aseveró que "igualdad de oportunidades" quería decir "igualdad entre mujeres y hombres". No entra esa bola. No estuvo atento el día que en clase explicaron este concepto fundamental para la democracia. Con esta afirmación, errónea, quiso salir del paso cuando una periodista le preguntó que dónde había metido las competencias de Igualdad. Cómo sería el gazpacho o la trampa conceptual que, a las pocas horas del anuncio, Moreno no tuvo más remedio que cambiarle el nombre a la cartera. Eso, unido a su descacharrante explicación de que hay más mujeres que hombres en el equipo porque es precisamente ahora cuando las mujeres estamos preparadas (no como antes; a mí, sin ir más lejos, el Premio Extraordinario de Licenciatura me tocó hace años en una rifa), me hizo dudar de la realidad: tal desconsideración a competencias y realidades ante las que, hasta la llegada de la ultraderecha, hubo consenso político, no es propio de un moderado.
Pero ahí no queda mi estupor ante la nueva estructura de gobierno, con departamentos de nombres largos como de cofradía. Como Igualdad, Cultura ha quedado diluida y última en una cartera donde van por delante, según el orden en que las enunció el presidente, las competencias de Turismo y Deporte. Mala idea, no darle a la Cultura en Andalucía el lugar que le corresponde. El propio Moreno reconocía en la rueda de prensa -para dar mérito a la gestión de Patricia del Pozo, la anterior titular de la cartera- que Cultura es, en lo presupuestario, una hermana pobre. (Aunque no sé qué es peor, si relegar la cultura o hablar de ella, como suele hacer el neoliberalismo, en función del dinero que genera. Olvidan que la riqueza que nos proporciona la cultura, por la cual bien merece dedicación exclusiva, cuidado en su gestión y presupuestos en condiciones, es muy otra. A quien no lo vea le falta mucha, pero que mucha cultura…).
Un Gobierno a la altura de los tiempos, que se autodenomina de centro, no puede restarle presencia, en plena ola de violencia machista, a las políticas de Igualdad, ni hacer de menos en Andalucía a la Cultura, pues no es algo que nos adorna, sino que nos forja, nos hace libres y nos despoja del miedo. "¡No! -volvemos a decir ante estos saques- ¡Doble falta!". Gobierne quien gobierne, Andalucía no merece que se desdibuje la atención a la igualdad real entre mujeres y hombres ni a la cultura.
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