Ramiro García Vila

Carta a doña Rosa

Las tendillas

01 de diciembre 2007 - 02:54

GRACIAS, doña Rosa, señora alcaldesa de los cordobeses y cordobesas de Córdoba. Gracias por esa petición que formuló a los jóvenes -y jóvenas (!)- de nuestra ciudad para que en los botellódromos y macrobotellón que pretenden celebrar próximamente "colaboren" con las autoridades municipales en evitación de "situaciones no deseadas de la ciudadanía", y, posiblemente, también del... ciudadanío.

Repito, gracias por la exhortación. Pero mire, señora alcaldesa: la única medida de "colaboración" que puede, y debe, solicitar de los "jóvenes", y jóvenas, es, sencillamente, la erradicación fulminante de esas concentraciones masivas a las que se acude no para pasarlo bien, sino para hartarse de alcohol y otras sustancias estupefacientes; y de las que se van a sus casas, muchas veces conduciendo vehículos a motor, en unas condiciones patéticas.

Es de esperar que doña Rosa no tenga la ocurrencia de pedir pruebas de unos hechos que resultan de dominio público. Pero, si acaso tiene interés en efectuar una inspección ocular, ello resultaría muy sencillo: basta con que vaya un fin de semana a Reina Sofía o cualquier otro Centro de Salud. Vea la cantidad de jóvenes, y jóvenas, que son atendidos en las Urgencias, víctimas de accidentes de tráfico por ingestión de drogas. Y cuente el número de jóvenes, y jóvenas, que son desintoxicados en situación de coma etílico. Y, si no le resulta agradable ser testigo (perdón: quise decirý "testiga") de tan trágico espectáculo, no tiene más que darse una vuelta por la ciudad un domingo entre las cinco y las nueve de la mañana, cuando los jóvenes, y jóvenas, empiezan a recogerse y se suben a sus coches o motos, más cargados de alcohol y otras sustancias estupefacientes que de gasolina. Todo ello sin contar las numerosísimas familias destruidas y destrozadas por tener la desgracia de tener en la casa a un drogadicto.

Obviamente, no comparto el aserto de que "el Ayuntamiento siempre ha actuado como debía hacerloý". A mi juicio, la Institución Municipal ha apoyado la celebración de estas perniciosas macroreuniones. Las hemerotecas son testigos documentales de un singular hecho, por cierto muy celebrado por la Autoridad Municipal: la institución , en Córdoba, de "Santa Litrona".

Desde entonces, fuimos muchos los que criticamos la susodicha "Santa". Desgraciadamente, quienes censuramos las dudosas excelencias de la "Litrona", estamos viendo las nefastas consecuencias de aquellas celebraciones, que han sufrido una metamorfosis que ha convertido el templo de la "Santa" en mercadillo del trapicheo, donde lo de menos es la diversión: más bien es lugar de compra y venta de drogas, aunque el santuario esté rotulado con el eufemístico apelativo botellódromo.

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