Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
Soy de las que piensa que Rafa Nadal es uno de los mejores deportistas de España, no por decir que el mejor tenista de todos los tiempos y no estaría de mal que se le pusiera como ejemplo de superación, constancia, sacrificio, nobleza y exigencia en los libros de texto, si es que eso es posible.
El tenista de Manacor ha ganado la friolera de 20 torneos de Grand Slam y puede que aumente su leyenda en París si vence al serbio Novak Djokovic este mismo viernes, el partido que muchos queremos ver por la grandeza de ambos pero que queremos que gane Nadal para ver de nuevo una final de esas de pasar toda la tarde en frente de la televisión -para el que pueda- viendo como se lleva set tras set, o cómo remonta cada punto con el mismo derroche de energía que el primero y con todos sus precisos tics que, a más de uno, le sacan de quicio.
No sé si estas líneas llegan un poco pronto para celebrar una victoria para la antesala de la final en París, pero Nadal suele ser un valor seguro. Es más, si pierde, casi que se lo perdonamos, que ya ha ganado 12 Roland Garros más uno, aunque llegar a 14 sería algo más que histórico por todo lo que eso significa. Por cierto, que el tenista no se ha vacunado contra el coronavirus más que nada por la edad -o al menos no se ha hecho público- y bien que representa a todo un país como es España.
Lo digo por la movida de la Selección Española de Fútbol y su participación en la Eurocopa que arranca este mismo viernes. La polémica está servida desde el mismo momento en el que ningún otro deportista de elite de España -a excepción de los que van a las Olimpiadas- la ha recibido hasta el momento. Yo ahora me pregunto ¿cuál es la diferencia entre unos y otros para que ahora vengan con tantas prisas y sean médicos del Ejército los que inyecten el suero contra el covid-19 a los de Luis Enrique? ¿No se había pensado antes, no había plan B? Es más, si es que ahora buscan estar un poco más protegidos frente al coronavirus, alguien debía haberlos previsto de que el efecto de las vacunas no es inmediato, pero ofrece alguna que otra sensación de alivio.
Como sea, yo solo espero poder gritar el clásico de "Vamos Rafa" este fin de semana y ver como Nadal vuelve a ser el rey de París. Que no, pues siempre nos queda Wimbledon o hasta que el cuerpo de este héroe del tenis diga basta. Que hasta la fecha, ya más que ha cumplido.
También te puede interesar
Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
La ciudad y los días
Carlos Colón
Siempre nos quedará París
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Memoria de Auschwitz
La colmena
Magdalena Trillo
Gracias, Errejón