Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
El balcón
Asistimos a una nueva temporada de la serie sobre las cloacas, que tanto rédito le ha dado a Podemos, en esta ocasión embistiendo a la prensa seria. Y coincide con un manifiesto internacional de 150 intelectuales expresando su preocupación por la intolerancia hacia las perspectivas opuestas, la moda de la humillación pública y el ostracismo, a la que tan aficionados son el presidente Trump y los populismos de derechas, pero que también atrae al lado más progresista del espectro político.
Hay que felicitar a Iglesias y Echenique por su estrategia para animar a las huestes de Podemos tras los sondeos de hace una semana, pésimos en Galicia y regulares en Euskadi. Han sacado a pasear las cloacas, han hecho una descalificación general de toda la prensa que no les es afecta, han enconado la armonía dentro del Gobierno, indignado a una mayoría de la profesión periodística, polarizado a la opinión pública… y han reagrupado a sus seguidores, que era que lo que probablemente pretendían desde el principio.
En la referencia del Consejo de Ministros del martes Iglesias habló de sus críticos con la "certitud moral cegadora" que acostumbra, por usar una frase del manifiesto de Chomsky, Atwood, Rowling y demás. Punzó con los insultos que los cuadros de Podemos y sus seguidores le están dedicando a un periodista de referencia como Vicente Vallés. Pareció una bofetada sin manos: informó que le llamaban "cloaquín", para añadir inmediatamente -todo pudoroso- que él no se podía identificar con eso. El pecado de Vallés en Antena 3 ha sido subrayar el papel del vicepresidente en la recuperación de la tarjeta de móvil de su asistente en el Parlamento Europeo. En la campaña electoral de 2016 cuando ya tenía en su poder la SIM de Dina Bousselham, aunque se lo ocultó a la propietaria "para protegerla", clamaba contra los ladrones del móvil de su colaboradora, contra el comisario Villarejo y sus cómplices.
Para Iglesias, Vallés es un "presunto periodista" que está en el mismo paquete que la extrema derecha, con tipejos (sic) como Inda, y forman parte de una estructura mediática que se ha dedicado a mentir sobre Podemos. Todos los populismos se parecen en la intolerancia universal hacia sus adversarios, sin matices. Quizá Iglesias no se haya dado cuenta, pero esta táctica está más cerca de Trump o Abascal de lo que está Vicente Vallés de Eduardo Inda. Las cloacas y la llamada policía patriótica, existen. De hecho, sus venganzas han puesto al descubierto las intoxicaciones del ministro Fernández Díaz, los espionajes del ex presidente del BBVA, las obscenas comisiones ilegales del rey Juan Carlos, las amistades peligrosas del juez Garzón o la fiscal Delgado... Pero no son excusa para utilizarlas como coartada electoral o proponer naturalizar el insulto. Como dirían Chomsky y compañía, eso vuelve más estrecho el libre intercambio de información e ideas.
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