
David Fernández
León XIV frente a los caminos del pecado
Las Tendillas
PERMÍTANME, sin que sirva de precedente, que relate una experiencia personal: Sucedióme hace justamente tres días: Tuve la fortuna de encontrarme, por la calle, con un amigo de hace muchos años. Nos abrazamos con fuerza y sentimiento. En otros tiempos, nos reuníamos a diario -siempre a la misma hora- a tomar un algo en una conocida cafetería ubicada, a la sazón, en Plaza Mármol de Bañuelos. Era la "Cafetería Moka", muy popular en Córdoba. (¡Qué tiempos aquellos!).
El susodicho amigo preparaba oposiciones a notarías, que superó a la primera. Sin la menor dificultad (como corresponde a un coco pletórico de sustancia gris). Hoy, es un prestigioso registrador en nuestra ciudad. Un cerebro privilegiado. Un currante incansable. Un padre de familia ejemplar: Un modelo... de gente.
Duró muy poco nuestro agradable y esperado encuentro. Pero tuvimos tiempo de referirnos a un amigo que no lo está pasando precisamente bien.
A propósito de la parrafada sostenida, el amigo al que aludo me hizo el siguiente comentario: "Como decía mi maestro...". Confieso que me impresionó la expresión. Me pareció, como mínimo, infrecuente.
El... "maestro" al que aludía era don Emilio Gosálvez Roldan (q.e.p.d.), conocido, querido, acreditado y prestigioso notario que fue en Córdoba: Un auténtico fuera de serie.
Como es sabido por todos los que conocemos a ambos personajes, tanto el "maestro" como su alumno disponen de una talla excepcional. Nada frecuente. Diríase que están o estuvieron dotados de una calidad humana y profesional fuera de lo común. Una "calidad" que parece en claro proceso de extinción. Buena prueba de ello es que, al día de hoy, la susodicha expresión, "como decía mi maestro", ha desaparecido prácticamente del lenguaje popular. Como si todos naciéramos dotados de una... especial ciencia infusa (la nacida de la ignorancia que tanto abunda en la naturaleza).
Por ello, es de agradecer -y me congratulo- de que aún quede gente que, como un queridísimo amigo disponga de la suficiente sustancia gris que le permita rendir homenaje a su "maestro", Un... "maestro" que, dignamente, representa a todos los demás. La ignorancia y las carencias de un sistema educativo nefasto son el caldo de cultivo que propició la falta de estima hacia quienes nos legaron el mayor de los patrimonios: la educación. Así nos va.
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