Brindis al sol
Alberto González Troyano
Retorno de Páramo
El usuario de este espacio ya tuvo ocasión de emitir una opinión sobre el asunto con el que encabezamos esta publicación: "Ocurre incluso en las mejores familias". Nadie está libre de incurrir en errores ortográficos. Obviamente, el nadie no excluye al autor de este artículo.
Sucedía el pasado sábado. Un servidor tuvo el honor de que le publicaran en este mismo periódico, El Día de Córdoba, una tribuna con este titular: "¿Y ustedes, qué opinan?".
No constituye una novedad el hecho de que -con alguna frecuencia- recibamos mensajes de algunos lectores que, en relación con nuestras opiniones, tienen a bien remitirnos advertencias de muy variada índole.
En esta ocasión, llega de un asiduo lector de Las Tendillas, a quien le parece incorrecta la colocación del signo de apertura (¿) de la interrogación. En consecuencia, el autor de esta publicación se ve en la necesidad de entonar el mea culpa (=por mi propia culpa). Porque, efectivamente, dicha interrogación está afectada de un claro error ortográfico que merece ser corregido. Y, ya corregida, la pregunta quedaría de la siguiente manera: "Y ustedes, ¿qué opinan?
Suprimimos el signo (¿) de apertura de la interrogación que aparecía al principio de la frase (un sintagma oracional) y lo trasladamos al lugar en que comienza la interrogación ("¿qué opinan?).
El lector de referencia se formulará la siguiente pregunta: y, ¿por qué ese cambio de lugar?
En la expresión interrogativa que dejamos apuntada, la locución "¿Y ustedes" es, en términos gramaticales, un vocativo (siempre de persona) que desempeña función apelativa -que no de sujeto- mediante la cual, el sujeto actor o hablante solo pretende que el destinatario del mensaje -o sujeto receptor- fije su atención, únicamente en la locución, a la que por carecer de función sintáctica no podemos endosarle un signo (¿) de apertura que supone una función sintáctica inexistente.
El sintagma oracional que motiva esta publicación -"¿Y ustedes, qué opinan?"- contiene ese error, que se produce con más frecuencia de la deseable.
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