Confabulario
Manuel Gregorio González
V aleriana
El pinsapar
Estamos en esto, ¡es tan llamativo que se apaguen los escaparates! No digo que no sea una medida que a la larga ayude, como lo de la calefacción, el transporte público, todo eso, pero ¡son tan listos! Es que hablamos de esta vaina de los escaparates pero no hablamos de lo mollar que es la inmersión que pretenden hacer en Cataluña con los niños "entre cero y cinco años". Hay que reconocerles su contumacia y resistencia, van con el piloto automático. Pero en todo. ¿Para qué argumentarles con lo que establece la Constitución si el nacionalismo rampante catalán no la reconoce como propia y emplea su representación parlamentaria en socavarla y destruirla? Estamos cada vez más en el Estado indefenso porque el Estado no se defiende. Y así da pena contemplar el cumplimiento de las sentencias de los Tribunales superiores, que sencillamente no se cumplen. Si tenemos el deber de conocer la lengua de los españoles, que es el español, de todos los españoles, y el derecho a usarla, en todo el territorio español, entonces cómo podrá usarse si apenas se sobrevive a esta persecución, incluso de los cero a los tres o a los cinco años… porque ya luego, inmediatamente, se entra en la inmersión conocida, en la persecución de los hablantes de español hasta en el patio del recreo. Resistimos los menosprecios al Rey, jefe del Estado constitucional de España, que hacen los molts honorables que sean; esa violencia silenciosa de la que nos cuentan sus víctimas, por un puñado de votos; además de la chulería habitual de la consulta que el Estado no quiere hacer, no se atreve, cuando saben de sobra que el sólo hecho de convocarla rompería la soberanía del pueblo español en su conjunto y sería una ilegalidad. Ahora le ha tocado a la presidenta del Parlamento de Cataluña, por corrupción; es otro caso de lo que nunca termina en ese territorio que lleva camino de ser el más odiado de España, lo que sería otro éxito de estos nacionalistas vociferantes y falsos con cuyos votos se mantiene en el poder Sánchez. Ucrania y los escaparates ocupan nuestra atención, más el miedo a la sequía, la plaga incendiaria y la carestía de la vida, en un horizonte -septiembre- que nos dibujan más que preocupante. Sí, los escaparates son mucho más que una metáfora de la actualidad, las alegres ciudades de ayer se tornarán tristonas y ensombrecidas. Las conocemos. Todo lo que llega viene así, con su temblor por dentro, su crujir de dientes. Frío, oscuridad, temor y miedo. Y el calvario que están pasando conciudadanos nuestros en un territorio del que se ha hecho dueño el separatismo.
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Gracias, Errejón