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Luis Sánchez-Moliní
¿Dónde está la ultraderecha?
Crónica personal
El Ministerio de Igualdad difunde estos días un vídeo que se llama En España no se habla y lo dedica solo y exclusivamente a cuestiones de tipo sexual, que es lo único que interesa y preocupa a Irene Montero y su equipo.
Lo primero que debería saber la ministra Irene Montero si no fuera tan sectaria, es que en España sí se habla de lo que ella dice que no se habla. Pero se hace en el entorno de intimidad con el que mucha gente prefiere tratar determinados asuntos.
A la señora Montero y a sus adjuntas, habría que decirles que la igualdad es un concepto que va mucho más allá de aquel al que ellas pretenden circunscribirla, el género.
Por supuesto que se habla de sexo, y mucho. Pero sin embargo hay asuntos de máxima relevancia sobre los que no se habla en esta España en la que manda una izquierda que promueve la abolición de aquello que nuestros ancestros llamaban principios, y que esa izquierda fanatizada considera propios de la derecha exacerbada.
En la España de Pedro Sánchez y Montero no se habla de potenciar el esfuerzo para alcanzar objetivos de futuro, porque ellos aplican una fórmula mucho más prosaica, el nepotismo. No se habla de respetar a los ciudadanos que pretenden conocer a fondo el idioma común de los españoles y tienen la mala fortuna de vivir en regiones donde ni siquiera se les permite estudiarlo. No se habla del respeto a los mayores, y tampoco de respetar a los católicos exactamente igual que a otras religiones minoritarias. No se habla de la necesidad de impulsar buenos planes de estudios, no solo por enriquecimiento personal sino para ser más competitivos en el mundo. No se habla de la importancia de leer, visitar museos, exposiciones, teatros, cines y galerías de arte. No se habla de defender las ideas con argumentos y no con descalificaciones, ni se habla de respetar a los profesores, ni de viajar mirando alrededor y preguntando, para aprender además de disfrutar. No se habla de por qué indigna tanto que el Gobierno pacte con Bildu, y del empeño en las instancias a las que pertenece Montero de no explicar sus orígenes. Y, muy importante: no se habla de que mentir es inaceptable. Más aún cuando el que miente es presidente del Gobierno.
Se podría hacer un gran vídeo con todo aquello sobre lo que no se habla. Pero no, a Irene Montero solo le interesaba hacer un vídeo, con dinero público, centrado en el sexo. Incluso, a través de declaraciones de su secretaria de Estado, pretende imponer los usos sexuales.
Lo que faltaba.
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