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Como el comisario trapisondista de Casablanca, los actuales dirigentes del PSOE fingen indignación tras enterarse de que aquí se juega. La entrevista de un vasco, el periodista Aimar Bretos, a otro vasco, el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano –negador del terrorismo de ETA–, ha hecho posible un colosal ejercicio de hipocresía del partido gubernamental. ¡Bildu no condena a ETA! ¡Aquí se juega! Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno (más lo segundo que lo primero), se puso rotunda: “No sólo es un cobarde, sino que ha tenido un absoluto desprecio por las víctimas y la sociedad española y la sociedad vasca”. El estruendoso ministro de Transportes, Óscar Puente, ardiente defensor de la naturaleza democrática y progresista de Bildu, se declaró decepcionado.
No hay problema. En cuanto se cierren las urnas en Euskadi y se recuenten los votos, Pedro Sánchez y sus subordinados salvarán la incomodidad en que les puso Bretos. Total, sólo será una semanita de campaña. Bildu volverá a ser de largo el socio más fiable y estable que tiene el Gobierno –lo ha dicho un ministro por lo bajini– y comparte sensibilidad con las políticas sociales socialistas. Cuando Pedro Sánchez desmontó el triunfo del PP la noche del 23-J no voceó que estaba en minoría y que intentaría articular una mayoría pactando con los diferentes. Dijo “¡¡¡Somos más!!!”, incluyendo, pues, al lado bueno del muro, a Bildu, y a Junts. Es decir, dando por descontado que les pagaría el precio que le pidieran. En eso no ha cambiado de opinión.
A decir verdad, Bildu ha favorecido mucho el blanqueamiento que le ha proporcionado Sánchez. ¿Cómo? Con su moderación, no sólo en el discurso, sino también en la actuación, ni uno ni otra se alejan para nada de un proyecto socialdemócrata, ecologista y guay. Con las formas versallescas con las que se pronuncian acerca de cualquier asunto público. Y con lo que ellos mismos llaman paciencia estratégica: el posibilismo de comprender que aún no ha llegado su momento, que hay que ir poco a poco y que la sociedad no está madura para un lehendakari designado y sostenido por los herederos de ETA. Como lobos con piel de cordero.
Al final el escándalo desatado por Otxandiano en la radio, empeorado cuando trató de rectificar, ayudará, como tantos otros, a Pedro Sánchez. La toxicidad de Bildu, aunque se olvide desde el domingo, justificará que el PSOE siga apoyando al PNV.
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