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LA vida tiene giros extraños y bien que lo sabe la escritora Matilde Cabello, gaditana y cordobesa, cordobesa y gaditana. Hace sólo unos días, el pasado miércoles, le tocó el amargo trago de despedir al que ha sido su compañero sentimental, el abogado Paco Cerezo, grandísima persona que falleció a los 55 años a causa de una devastadora enfermedad que lo asaltó cuando vivía su segunda juventud; ayer, por contra, una buena nueva le vino a Cabello en forma de galardón cuando se supo que el jurado del premio Juana Castro que concede el Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba se había decantado por su poemario Juego desigual, que publicará ahora la prestigiosa editorial Renacimiento de Sevilla, ese cuidadísimo sello fundado por el también poeta Abelardo Linares. El premio viene a consolidar una ya larga carrera literaria, en la que se funden una capacidad de trabajo que impresiona con un enorme rigor intelectual, una honestidad sin fisuras y una sensibilidad exquisita. Hasta ahora, sin embargo, y a pesar de que otros galardones literarios habían jalonado su trayectoria, daba la sensación de que a Matilde Cabello, en el contexto literario de su generación y de las que luego vinieron, se le había relegado a una posición secundaria que en realidad no le corresponde por la altura de sus creaciones. Poeta, novelista y excelente cronista, en este mismo diario ha dejado durante más de una década centenares de páginas que quedan para la historia de Córdoba por su amor al detalle, su mirada noble y su brillantez. A Matilde Cabello ya le va llegando la hora de que en esta ciudad, en la que no nació pero que ha hecho suya a golpe de buena literatura, se le conceda la posición que merece por escribir como los mismos ángeles en un estilo propio, marcado por una serenidad crítica y vitalista, en la que se olisquean claras influencias de la mejor lírica cordobesa, tanto del ayer más cercano como del remoto ayer andalusí. Debería servir este premio para que más lectores se acercan a unos textos de raigambre clásica, profundo sentir femenino y belleza incuestionable. También para que Matilde saque fuerzas para seguir en pie de guerra, pues así es como lo querría su amado Paco. Su igual.
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