El balcón
Ignacio Martínez
Motos, se pica
Menuda le ha caído a la gran dama del rock en español, Luz Casal, por desmarcarse de la huelga feminista, cuando ella es posiblemente, como lo ha demostrado a lo largo de su vida y carrera, muchísimo más feminista que muchas de las personas que desde que dijo que hoy -8-M- iba a trabajar la han crucificado inmisericordemente. Que vaya por delante, para que nadie se lleve a engaños tachándome de machista, que yo soy el primer defensor de la igualdad entre el hombre y la mujer, que para mi la mujer debe estar siempre en un altar y que condeno toda discriminación contra el que para mi es el ser más maravilloso de la Tierra, pero no puedo compartir posturas que tan sólo tienen un fundamento demagógico. Luz Casal ha sufrido en los últimos días ese conmigo o contra mi que en España lleva ya reinando más de la cuenta en temas más o menos políticos, temas en los que, insisto, reina la demagogia.
"Yo abogo por la libertad de cada una, de hacer o no hacer huelga. Yo es que tengo que trabajar. Puedes estar de acuerdo con que un grupo o un colectivo determinado decida hacer presión de una manera determinada, y no sentir necesariamente que tengas que formar parte de eso, aunque tengas las mismas ideas. No creo que eso sea cobardía, ni hacer un flaco favor al sistema patriarcal", dijo la cantante gallega hace unos días en un medio de comunicación, y a partir de ese momento le empezaron a caer sagradas formas como panes en las redes sociales a base de comentarios muchos de ellos irreproducibles. Por desgracia, hoy en día es muy gratuito opinar en esas redes sociales en las que muchos se erigen en poseedores de verdades absolutas, es muy fácil poner a parir con la más grande de las vehemencias posibles -leña al mono que es de goma- a quien se sale de lo que se interpreta que es lo políticamente correcto en un ejercicio más propio, a veces, del fascismo que de la democracia que deberíamos todos llevar por bandera .
Yo apoyo la reivindicación feminista de hoy, creo que tiene que haber un antes y un después de un 8 de marzo de 2018 en el que las mujeres de 150 países van a clamar BASTA YA contra una discriminación que no es propia del siglo XXI, y Luz Casal, también. Pero no creo en que en pleno siglo XXI, en una sociedad que se llama así misma de los derechos y de las libertades, se siga atacando sin piedad a una persona hasta la persecución por discrepar, porque ese tipo de ataque lo que demuestra es que frente a ese "ni un paso atrás" de la mujer en todo el mundo -que el colectivo feminista defiende con toda la razón- se vuelve a retroceder en el respeto a lo más preciado que tiene el ser humano, su libertad. Por eso, este 8-M quiero clamar, mujeres, olé vuestros ovarios; olé tus ovarios, Luz Casal.
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