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TODO lo chino está de moda, salvo el Libro Rojo de Mao, que curiosamente muchos han olvidado que lo devoraron con ansias en su juventud. Desde las tiendas chinas hasta las finanzas chinas forman ya parte de nuestras vidas. Todo lo chino tiene su interés. La Organización Mundial del Turismo prevé que en unos años China desbanque al Mediterráneo como principal destino turístico. Me lo creo, porque ya es el destino predilecto para muchos viajes de novios, quedando Nueva York y el Caribe en el baúl de los recuerdos. El peligro de tanta admiración por todo lo chino está en que acabemos copiándolos en todo. Hasta en su medicación. Sólo falta que aquí se pongan de moda las pastillas que han comenzado a suministrarles a los soldados de aquel país para que estén nada menos que tres días sin dormir sin perder un ápice de energía. Sí, como lo están leyendo. Los mandos del Ejército chino, con la falta de credibilidad que les caracteriza, señalan que este fármaco sólo se le suministra a los soldados en circunstancias muy excepcionales, como en operaciones de rescate en terremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Ja. Viendo los datos sobre el crecimiento económico de este país del Lejano Oriente podemos sospechar con toda libertad que la pastillita de marras puede estar circulando ya por centros productivos, dado el respeto que estas autoridades han tenido siempre por los derechos y libertades de la población.
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